A mi esposa le ofrecieron un trabajo en Estocolmo con posibilidad de relocalización de la familia después de pasar el periodo de prueba.
Hace 1 mes que está allá, hablamos casi todas las noches, me cuenta de la ciudad y del frio tan brutal que está haciendo. No hay día en que no me haya regañado por la comida, lo que más le preocupaba al irse porque soy un desastre cocinando y me he mantenido a punta de domicilios.
Su solución fue hablar con su mamá para que se fuera unos días para la casa a enseñarme a preparar comida sin morir en el intento o quemar la casa. Ella encantada de hacerme compañía.