Sigo metiéndole los cuernos a mi marido

Les cuento que después de volver de Brasil y contarle a mi marido lo que hice allí, como si fuera una fantasía, tuvimos una serie de noches llenas de pasión. Por supuesto, tuve que simular algunas cosas, por ejemplo, mi colita que ahora se dilata más que antes de irme a Brasil, pero eso lo solucioné apretando el esfínter mientras él me apoya la puntita y hasta que me penetra finalmente, pero ahora ya no es necesario simularlo más.

Cuando ya se terminó la excitación por mi supuesta “fantasía” de mi viaje a Brasil, así que me vi en la obligación de meterle los cuernos nuevamente a mi marido para tener más temas para nuestras noches de cama. Como no quería caer en la fácil de encamarme con mi jefe, que además no me gusta para nada, no sabía qué hacer y por donde encarar.

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Con un amigo de mi novio

Tenía dos entradas para un concierto. Iba a ir con mi novio, pero al final tuvo que salir de viaje por trabajo justo el día anterior y no pudo venir. Para no perder la entrada llamó a un amigo suyo, Oscar, que aceptó encantado la invitación. Yo no lo conocía mucho, solo había coincidido con él un par de veces, pero parecía simpático.

Me vestí y maquillé un poco. Llevaba unas mallas con un jersey largo de punto muy suave que simplemente me cubría el culo y unas botas negras altas con un tacón de 10 cm y un abrigo para la lluvia por encima. Mi conjunto de ropa interior era un tanga negro de hilo y un sujetador de media copa a juego.

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Con la novia de mi enemigo

Normalmente no soy de tener conflictos, trato de llevarme bien con todo el mundo. Pero conocí a Pedro, en la universidad. Pedro estudiaba conmigo, casi todas nuestras clases las llevábamos juntos. Siempre traté de llevarnos bien, pero con Pedro no se podía. Pedro era el típico engreído con dinero. Su familia tenía mucho dinero y Pedro era hijo único. Sus padres lo consentían en todo lo que quería. Cada vez que Pedro llegaba a la universidad, en su auto deportivo obviamente, trataba de hacer sentir menos a los demás. Se jactaba de tener más dinero que nosotros y se sentía superior.

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Mi vecina embarazada

-Halo vecina ¿Cómo ha estado? –Pregunté pasando por su lado. Ella era una mujer de unos 31 años, muy guapa de rostro, con un cuerpo normal, sin muchos senos, pero con unas nalgas pronunciadas.

-Bien, vecino. –Respondió ella terminando de abrir la puerta de su casa.-¿y usted como ha estado?

-Muy bien, muy bien, gracias. –Respondí parándome frente a mi puerta, metiendo la llave y abriéndola.- ¿Cómo está la barriguita?

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Más que una buena amistad

A diferencia de todo lo que he escrito, esta historia es 100% real y por primera vez relatada con permiso. ¿Cómo es eso? Bien. Les contaré.

Tengo una amiga llamada Betzabe. Ella es blanca, de 1.65, delgada, caderas amplias y pechos medianos.

Todo comenzó en una reunion para festejar el cumpleaños de dicha amiga.

Sé que suena un poco trillado. ¿Pero qué más puedo decir?

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Mi amiga seductora

Quizás el fetiche viene desde niños y no lo miramos con aquello… Pero de algo hemos aprendido que siempre una mujer de pechos voluptuosas va a sorprendernos con algún escote que nos dé dolor de muelas o de perdernos en aquellos montes.

Esa es una fantasía que cumplí hace meses atrás cuando conocí a una chica en una comunidad. Viene del sur y siempre ha mostrado ser una persona agradable y dulce, empezamos a conversar en aquella junta, nos pasamos nuestros números y llegando a casa empezamos a hablar. Uno nunca se mira por el lado físico de las personas, la verdad me encanta como son en la cama y como usan su mente para seducir, más allá de un gusto único que tengo… Los detalles y el buen vestir.

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Pagué caro mi infidelidad

Mi nombre es Carlos y tengo 38 años y mi mujer tiene 35, tenemos 9 años de vivir juntos y me gustaría contarles que mi mujer de piel blanca, con una estatura promedio, tiene unas tetas muy grandes y un culo enorme, pero hace seis meses la engañé con una amiga del trabajo y mi mujer se dio cuenta.

Nuestra relación casi se termina, pero hablamos y tuve que pedirle perdón y ella aceptó. Pero hace dos meses, en una ocasión que estábamos haciendo el amor ella me dijo que no lo había olvidado y que quizá algún día me lo haría pagar, algo a no le puse atención.

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