Esta noche vengo a contarles del segundo encuentro que tuve con “don Beni”, quien es vigilante en el edificio donde vivo.
Si han seguido la historia, sabrán que hace algunas semanas lo convencí para cogerme en el cuarto de servicio.
Pues bien, después de ese encuentro placentero, las cosas siguieron dándose de manera casual. Él siguió comportándose igual de amable que siempre y también yo correspondí a esa cordialidad con coqueteos sutiles y atenciones espontáneas, como invitarle un desayuno o un café.