Con mi novia y mi madre de acampada

Me llamo Raúl. Les voy a contar mi experiencia. Tengo 20 años. Vivo con mi madre que enviudó muy pronto. Ahora es una mujer de unos 40 años. Es robusta, joven, muy atractiva. Su nombre es Elena.

Ana es mi novia. Es delgadita. Muy bonita.

El problema es que invité a Ana a mi casa y se la presenté a mi madre. Se hicieron increíblemente amigas hasta el punto de que parecía que se amaban tanto como nos amábamos Ana y yo.

Este verano surgió la idea de ir de acampada y de pronto me enteré de que también iba a ir mi madre. Eso me irritó. Las mujeres no comprenden las necesidades masculinas y que yo pensaba trajinarme a mi novia.

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Una experiencia muy especial con mi madre

Quiero contarles por escrito una experiencia personal que me ha llenado de incertidumbres. No acabo de comprender todavía el porqué de mi comportamiento sexual.

Paso directamente a relatarles lo que me aconteció una determinada noche.

Me encontraba en mi casa. En mi dormitorio. A mi lado había una magnífica mujer que estaba dispuesta a todo. Llevábamos horas haciendo el amor y yo todavía no había alcanzado ese momento culminante del acto sexual. Mi problema es que se me hace difícil llegar al orgasmo. He ido al médico, pero no ha sabido que recetarme. Simplemente me ha indicado que no se trata de un problema de impotencia.

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Engaño a mi hermano y me rompe el culo como castigo

El tema del sexo anal surgió con mi hermano Álex hace unos días.

Yo le provoqué durante todo el día, y el pobre estaba desesperado por la noche. Por un momento tuve pánico a que estuviera enojado conmigo. Yo afirmé que lo tenía virgen con veintiún años. Álex confesó no haberlo probado a sus veinticuatro ni siquiera con su novia. Decidí ofrecerle mi culito para contentarlo, y esa noche probamos, pero yo me quejé de que dolía.

Probamos nuevamente el día siguiente.

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Mi sobrino y yo

Hola, me llamo Clara, tengo 54 años, cumplidos hace unos días, estoy casada, tengo tres hijos, dos chicos y una chica y trabajo como limpiadora en un centro público. Físicamente soy rellenita, aunque dicen que tengo unas buenas tetas y un buen culo.

La historia que quiero contarles comenzó hace un par de meses, cuando aún tenía 53 años jajaja, era comienzos del mes de agosto, y hacia un calor terrible, mis cuñados viven en un chalet con piscina y me habían invitado a pasar la tarde con ellos, después les surgió un imprevisto y debieron irse pero un poco avergonzados por la situación me dijeron que me quedara, que podía usar su casa, y su piscina como si fuera la mía, así que en una de las habitaciones me cambie, me puse un traje de baño normalito y me dispuse a tomar el sol, pero no estaba sola, conmigo se había quedado mi sobrino un joven de 18 años, al que se veía bien potable jajaja, y sentía como me miraba.

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Amor de madre

Martín entró en su casa y lanzó su mochila hacia el suelo al tiempo que cerraba la puerta de una patada. Su madre, que estaba haciendo la comida, se asomó al pasillo desde la cocina y lo vio dirigirse hacia ella con gesto contrariado.

—¿Qué pasa, cariño?

—Nada, no pasa nada—respondió Martín al tiempo que llegando a la altura de su madre la cogía por una mano y tiraba de ella hacia la mesa. Ella se dejaba hacer entre sorprendida y preocupada, todavía con la cuchara de madera en la mano.

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Suegra desperdiciada

Mi suegra es una viuda de buen ver, 60 años, de origen campesina, blanca, muy trabajada, pero bien cuidada, 1.60 m y un cuerpo normal para su edad, aunque sus chichis son lo mejor, redondas, nada caídas, duritas, con unos pezones rosados con un pequeño botón, muy sensibles a mi lengua y a mis caricias. Yo con 45 años y todavía con ganas de coger a toda hora. Ella es Susana y yo Luis.

Nuestra relación siempre ha sido buena, y aunque en 20 años de casado con su hija ya la había visto varias veces encuerada, pues sale de vacaciones con nosotros, y ella se daba cuenta, no había pasado de sonrisas, comentarios calientes y ya al final uno que otro toquecito.

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Mostrándole el bulto a mi suegra

No es algo que se suponía que debía pasar, créeme. Mi suegra no es atractiva, no es sexy, no tiene unas tetas enormes ni un trasero enorme. Esto pasó con la suegra de mi ex esposa. Durante unos 2 años después de que empezamos a salir, vivimos en la casa de sus padres. Yo trabajaba en la construcción, pero era invierno, así que solo trabajaba dos o tres días a la semana. Mi esposa trabajaba en el segundo turno del centro comercial, así que pasábamos el rato juntos por las mañanas, pero ella se iba a trabajar alrededor del mediodía y regresaba alrededor de las 10 pm. Mi suegro también trabajaba en el segundo turno, pero dormía en una habitación en el sótano.

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