Uno de los placeres más grandes que he tenido en mi vida, es ver, contemplar a mi mujer, disfrutarla primero visualmente para luego hacerlo físicamente.
Ver como mi esposa, rubia, de color claro de piel, senos no muy grandes pero redondos y firmes, cintura pequeña con vientre totalmente plano, unas nalgas redondas y muy duras y un par de piernas de concurso, que terminan con los pies más bellos y cuidados que he visto en mi vida.