Cuando vi que era mi hermano al que me había comido, me quedé paralizada por un momento. Pero de alguna manera me provocó mucho morbo, y quise más.
Me acerqué a él y estaba temblando. Y traté de calmarlo. Lo agarré del brazo y le dije: “Tranquilo, no pasa nada, nadie tiene que saber de esto. Trata de relajarte otra vez.” Mientras le decía esto, bajé mi mano hacia su verga y empecé a masturbarlo. Me pare de puntitas para alcanzarlo (porque es mucho más alto que yo), y le di un beso.