El internado
1 – Camila
Estaba enojado con la vida. Más que eso, decepcionado. Fruto de una separación en malos términos, sumado a una equivocada idea que mi mujer iba a ser amable en la repartición de bienes (que no lo fue), terminé teniendo que trabajar, a mis 55 años para poder vivir. Por suerte, los oficios aprendidos de joven me sirvieron para esta colocación de encargado de mantenimiento en un internado de alta categoría en las sierras cordobesas.
El trabajo no era malo, mi capacidad me permitía hacerlo sin matarme, la paga era bastante aceptable y, además, no gastaba nada. Tenía alojamiento (una cabaña retirada en el bosque), comedor gratis y ningún lugar donde gastar la plata. El internado estaba alejado de todo. Como soy tranquilo y me gusta la naturaleza, no la pasaba tan mal, no tengo hijos para mantener ni preocuparme y consideraba esto unas vacaciones transitorias, pensando buscar otro trabajo ni bien pueda.