Cuando mi esposo me dijo, el martes por la noche, que su jefe (Mateo) nos había invitado a almorzar el sábado a su casa, se me escarapelo el cuerpo. Había cogido varias veces con él durante los últimos meses y me había comentado su fantasía de cogerme en su casa. No le había dado mucha importancia, pero cuando mi esposo me contó sobre la invitación, vinieron a mi mente todos sus comentarios al respecto.
Ni bien pude le escribí. Me dijo que era el momento, que esté lista para todo. Le pregunté por su esposa y sus hijos. Me dijo que esa tarde luego del almuerzo, ella tenía que llevarlos a una fiesta infantil y que quedaríamos solos los tres.