Soy una puta y me encanta follar con mi jefe después del trabajo

Hoy les voy a contar una historia que tengo desde hace como un año con mi jefe. Trabajo en una tienda de ropa y mi jefe es un viejo muy travieso, tiene 55 años y le encanta follar una ninfetinha, no importa el precio, paga y come. Y conmigo no fue diferente, de hecho fue por un tiempo, él siempre me elogiaba, trataba de poner su mano en mi trasero y nunca lo dejé, porque soy casada y madre de 1 niño.

Así que un día no pude resistirme, me hizo una oferta que no pude rechazar. Dijo que se estaba volviendo loco, porque se pasó todo el día pensando en comerme y en lo grande y delicioso que era mi trasero. Así que me ofreció 5 mil dólares de inmediato. Estaba loco de lujuria cuando vi todo ese dinero. Así que no había forma de evitarlo, realmente estaba buscando un poco de dinero extra y no iba a perder esta oportunidad, porque soy una pequeña perra y porque mi esposo también me engaña tan a menudo como sé.

Entonces llamé a mi esposo y le dije que no iba a cenar, porque tenía que renovar el stock de ropa de la tienda y estaría trabajando horas extras. Así que cerramos la tienda y corrimos las cortinas para que nadie pudiera ver lo que iba a pasar adentro entre los dos. Me dio el dinero y lo guardé en mi bolso. Entonces le dije que se sentara en una silla que le mostraría lo perra que soy.
Soy un poco perra y me siento caliente en los rollos de mi jefe.

Entonces comencé a quitarme el uniforme muy lentamente y a bailar. Él volviéndose loco con la polla bien dura y toda roja de tomar sus estimulantes. Luego me quité la camisa y mostré mis hermosos pechos calientes con un puchero duro. Hice una mueca traviesa para mostrar lo pequeña perra que soy para este viejo bastardo. Luego me quité los pantalones lentamente y dejé solo mis bragas de tanga.

Empecé a rodar junto a él el cabrón me quitó la tanga con la boca y me encantó porque soy un poco zorra a la hora del sexo. Así que me senté en su regazo y muy lentamente comencé a rodar en ese viejo rollo volviendo loco de deseo al cabrón. Me estaba besando y metiendo su polla con mucho deseo.

Luego me puso a cuatro patas y comenzó a darme una palmada fuerte en el culo mientras me golpeaba muy bien el coño. Me volví loco con este rollo poniéndose muy fuerte en mi coño caliente. El granuja me comió demasiado bien ese día.
Y desde entonces todos los viernes lo hacemos. Me paga buen dinero y me quedo ahí en la empresa con el cabrón teniendo sexo intenso porque soy una puta. Me levanta y comienza a comerme deliciosamente. En estos días, hasta mi culito se comió al cabrón y me dejó todo andrajoso.

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