Después de un fin de semana de mucho trabajo, me quise dar un relax en una playa nudista cercana a mi casa, busqué ropita adecuada, unas bragas bien chiquitas de esas que se meten entremedio y se marcan, bien sexy, de color rojo, unas patas blancas semi transparentes y una playera blanca y sin bra, ambas bien apretadas, me encanta calentar a los hombres en la calle y que me digan cosas calientes. Me tomé un taxi que elegí, el conductor era un chico bien parecido, con cara amable, me miro y me mordí el labio, no me pude contener jajaja, me senté a su lado y me di cuenta como me miraba con unos ojos de: te quiero comer, me gustó y él no sabía las ganas que me dieron de comérmelo en su taxi, me fije en su bulto y era grandecito, estaba bastante bien en general.