Era la boda de unos primos, literalmente, son primos carnales entre ellos y míos… Bueno en la familia de mi madre son muchos hermanos así que ese tipo de putiferio no es que fuera frecuente pero tampoco era el primer caso. Ni sería el último y nadie se extrañaba ya. Allí conocimos a una pareja, amigos de la familia de mi tía pero nos llevamos bien, desde el principio. Coincidíamos en gustos, aficiones, edad.
Tras presentarnos empezamos charlando de las típicas chorradas. Conociéndonos mejor y dándonos detalles de nuestras vidas, pero aún no lo más íntimo, lo típico, trabajo, aficiones y cosas así. Con las copas en la mano, durante el cóctel, se nos iba soltando la lengua poco a poco.