Alguien me preguntaba, ¿por qué no escribes cada semana o diario tus anécdotas? A veces no puedo escribirles ya que son con la misma persona, e inclusive como le dije, no cojo todos los días con alguien diferente, si no pues cojo con los que ya he estado, no es de que me aparezcan pretendientes todos los días, además de que a veces mis ocupaciones como madre y esposa no me dejan.
Pero bueno, les voy a contar lo que pasó con mi vecino el doctor Jorge.
Ese día, yo iba llegando de dejar a mis hijos de la escuela, no tuve clases ya que hubo un evento deportivo en mi trabajo y solamente el maestro de educación física tenía que ir en conjunto con los papás y mi director, y tenían que llevar a los niños a otro municipio.
Bueno, fui a dejar a mi hijo a la secundaria y de ahí a mi hija a la primaria, eran casi las 8 am cuando iba llegando yo en mi camioneta y me lo encontré en el estacionamiento, se acercó a saludarme cuando termine de estacionarme y estuvimos platicando, barbón, de estatura media, ojos color café y labios gruesos que se escondían entre la barba y el bigote, mientras platicaba con él, con solamente oírlo, verlo y olerlo me comencé a mojar, créanme que está hecho un cuero, a pesar de no estar alto como a mí me gustan, me imaginaba muchas cosas en ese momento, sin embargo yo estaba concentrada en nuestro dialogo y sabía que él era fiel a su esposa.
De una cosa pasamos a la otra, y cuando se despidió y me dio la mano, recorrí toda la palma de la suya con una suave caricia, esperando captará el mensaje, estaba en celo, quería coger pero no estaba mi esposo, mi dildo me satisface pero solamente por momentos, quería probar otra verga, y quería esa verga.
Me habían ofrecido varias aquí en el fraccionamiento, señores ya grandes, hasta el del gas y el del agua me habían dicho que todo me podría salir de gratis si yo quisiera, sin embargo el doctor era quien me gustaba sinceramente para cogérmelo y ya, al ver que se retiraba de dónde yo estaba, le invite a tomar café, solamente giro su rostro y me dijo que si estaba segura, le dije que si, que le abría la puerta y que se pasará, me dijo que había muchas vecinas chismosas, le dije que si, pero que por eso él entraría después de mi.
Camine hacia mi casa, abrí la puerta y se la deje entreabierta mientras yo ponía el agua para el café, después de unos minutos entro a la casa y le pedí que cerrará la puerta. Al entrar se sentó en la mesa del antecomedor y seguimos platicando, le serví un café de olla (es el que le gusta a mi esposo y él lo hace diario) y le dí un poco de fruta, y le prepare unos huevos.
Seguimos platicando nos fuimos al comedor, me ayudó a llevar las cosas y nos sentamos a desayunar, seguimos platicando hasta que terminó de desayunar, me dijo que si tenía mucho tiempo viviendo ahí, que como me iba en la escuela, que si me gustaba vivir ahí, en fin, cosas sin importancia, me halago por el desayuno y se disponía a retirarse cuando le dije que, si no se le antojaba algo más. Así de puta me vi, como ustedes se lo están imaginando así me vi, solamente porque me dio pena decirle “cógeme” pero el mensaje era claro.
Me dijo que no sabía si se podía lo que él quería, le dije que lo pidiera, tal vez lo que el pedía ya estaba listo para que lo comiera, sin decir palabra alguna de abalanzó sobre mi, comenzó a besar mi cuello mientras mis manos rodeaban el suyo y nos dejamos llevar, comenzamos a enredar nuestras lenguas mientras nuestras manos acariciaban el cuerpo uno del otro, sus manos fueron directas a mis enormes tetas, sus labios y lengua jugaban con mi cuello y el lóbulo de mis oídos, le pedí que esperara un momento, entre a mi recamara y saque preservativos del buró de mi esposo.
Regrese y ahí, junto a la mesa del comedor me desprendió de mi blusa y mi brasier no sin antes volver a intercambiar saliva con unos besos deliciosos, se sentó en una silla y yo sobre él aún con ropa comencé a moverme por encima de su pantalón rozando mi zorra con su verga mientras ambos aún estaban aprisionados dentro de la ropa, sentado en la silla me chupaba los senos, me mordía los pezones y apretaba estás tetas con ambas manos con todas sus fuerzas, me dijo que su esposa no tenía unas así y es verdad su esposa es muy delgada y no tiene mucho pecho y mucho menos glúteos.
Desabroche la camisa botón por botón hasta dejar su torso desnudo, mis labios mordisqueaban sus pezones y besaba sus pectorales llenos de vello, mientras él disfrutaba el verme, después de mamar mis tetas como niño chiquito se levantó de la silla, bajo sus pantalones sin quitárselos todos por completo, me volteo, me recargo en la mesa bajando mis leggins, se colocó el condón y mientras yo estaba de puntitas esperando su verga me la metió, yo tomaba el filo de la mesa con fuerza mientras él me cogía, me tomo del cabello y me comenzó a jalar mientras con su otra mano me daba de nalgadas.
Yo de puntitas solamente disfrutaba cada una de las metidas que me daba, las tazas y los platos pegaban en la mesa en cada metida obtenida, me decía que sea poco todo esto se lo comía mi marido, lógicamente le contesté que si él se cogía a su esposa porque yo no iba a dejar que mi marido me cogiera y disfrutara todo lo mío, el diálogo era candente y me dijo que ya me había echado el ojo pero que jamás se atrevió a hablarme porque mi marido se veía de pocas pulgas además de que era un torote y no por los cuernos según él, si no por lo corpulento qué es y la altura que tiene.
Me cansé de estar de puntitas, y le pedí cambiarnos de posición, me tomo de las nalgas, me subió a la mesa y me quito completamente los leggins, me abrió las piernas y me la metió así, mis piernas rodeaban su cintura y apretaban con fuerza su pelvis mientras veía que él también se encontraba de puntitas, me recargue con mis manos en la mesa mientras dejé que él hiciera su trabajo, mis enormes pechos rebotada en cada metida que su pene le daba a mi zorra, traté de no gemir y gritar mucho, aunque la verdad las ganas no faltaban, mientras él me seguía cogiendo, mis manos lo tomaron del cuello para no perder el equilibrio además de que ya me había cansado de apoyarlas en la mesa.
Me decía cosas sucias mientras yo, con mi cara de lujuria, mis ojos en blanco y mi boca le pedían que no parara que siguiera cogiéndome. Saco su verga jugosa de mí, y me besó me ayudó a bajar de la mesa, y lo tome de la mano, lo lleve a la sala y en la alfombra tire todos los cojines que había en los sillones, parados sobre la alfombra por la espalda me tomo de la cintura y del cuello, me apretó y eso me excitaba y como buen doctor sabía de la anatomía humana y me comentó que ese estímulo hacía que el cuerpo liberara ciertas toxinas haciendo más fácil llegar al orgasmo a una mujer.
Le pedí que me hiciera suya nuevamente, que estaba muy caliente, me tire sobre la alfombra, coloque unos cojines en mis rodillas y me puse de perrita, se colocó detrás de mí y apunto su pene a mi zorra húmeda estaba dispuesta a recibir nuevamente unas metidas, al sentir como lo iba metiendo no pude aguantar y di un grito de placer y satisfacción, arrodillado detrás de mí comenzó un vaivén que solamente sus caderas lo hacían en ese momento, mientras él me cogía y me daba de nalgadas, yo le pedía que no parará, al ritmo que el me cogía yo me movía también, si él me daba yo porque no hacerlo.
Llegó un momento en el que él se quedó inmóvil mientras yo movía mis nalgas y él esperaba atrás de mi mis movimientos para que su pene entrara y saliera de mí, era una mañana perfecta, excitante, mientras me cogía así de perrita me tomo por el cuello, me ahorcaba y eso me excitaba aún más, ya para ese momento me valió si me oían o no, gemía y gritaba pidiendo que no acabará pronto, o por lo menos no hasta que yo acabará primero, mientras me ahorcaba y cogía, le pedía más y más, tomo sus dedos y los metió en mi boca, los chupe, los mordía ñ, con una mano en mi boca y con la otra ahorcándome me sentía toda una puta, una puta complaciente que jamás pensó cogerse a un vecino, y mucho menos ese día.
Saco su verga de mí y me dio solamente la puntita, entraba y salía la punta de mi zorra, la verdad yo la quería toda, sin embargo sopito rozaba mi clítoris y no solamente esa parte sino pasaba toda su cabecita por el medio de mis labios vaginales, y eso me estaba enloqueciendo, le pedí que así siguiera con la punta de su pene hasta que se la pedí toda, diciéndole eso, me dijo que si la quería toda que la metiera yo solita, sin pensarlo le dije que si eso quería eso iba a hacer.
Le recorrí hacia adelante me arrodille y le dije que se acostara en la alfombra, se recostó, le pasé algunos cojines para que acomodara su cabeza y los pusiera bajo su pelvis, cuando vi que se había acostado por completo, tome su pene en mis manos, y me fui poco a poco sentando en él, hasta que lo tuve todo adentro, así que cabalgue, su pelvis quedaba más arriba por lo que era más fácil sentir placer y estímulo, mientras me movía y cogía su verga él me tomaba de las tetas, apretaba mis pezones y mis tetas, y me decía que por eso mi marido no me dejaba además de que era hermosa.
Eso por si no lo sabían es una de mis debilidades en la cama el que me aprieten los pezones y las tetas, mientras yo seguía moviéndome le di cachetadas, le dije que me cogiera que era su putita ese momento y que además tal vez era una cogida de una sola vez, y me tomo del cuello, me jalo hacia él y me besó, mientras me besaba comenzó a moverse, sus piernas se apoyaron en el suelo y ambos nos movíamos, le pedía más y más, hasta que nuestros orgasmos como si estuvieran sincronizados llegaron de golpe, juntos, mientras yo le decía que no parará y que siguiera porque me venía, sus movimientos subieron de ritmo y sentí como su pene se ponía más duro y grueso.
Señal de que en cualquier momento se iba a venir, tardamos unos segundos antes de yo gritar y derramar mis jugos en su pelvis y él vaciar su esperma en el preservativo, al sentir como se vino, seguí moviéndome hasta vaciarme yo toda, con movimientos pequeños mi vagina siguió contrayéndose. Baje de su verga, me recosté al lado de él y preguntamos el uno al otro si nos había gustado, ambos dijimos que era obvio que si, me levanté de la alfombra y él me siguió.
Nos vestimos, me ayudó todavía a recoger la mesa y llevar todo al fregadero, hasta que entró al baño, me pidió que le prestara un cepillo a darse una pequeña peinada, salió, se despidió y me halago por el desayuno, todo había estado muy rico, exquisito según él.
Salí antes de él para ver si no había alguna vecina metiche, al ver que no había nadie le dije que podía salir, y así salió de mi casa, despidiéndose con un “hasta luego señora Wen”.
No ha sido la única vez que los dos nos hemos dado placer, al ser vecinos y separarnos solamente un par de casas más en el fraccionamiento lo hacía el amante ideal, por la cercanía y su discreción, también lo hacía un peligro potencial ya que mis vecinas de enfrente de todo el fraccionamiento ya grandes, algunas viudas o divorciadas, son unas chismosas y sobre todo se fijan en lo que todos los vecinos hacen menos ellas. Espero sus comentarios y por supuesto que los contesto ojalá y les guste cómo me la pasé con mi vecino el doctor.
Saludos y un beso.