Todo empezó por unas bragas que mi madre dejó en el suelo del baño, nunca lo hacía, pero aquella vez con las prisas allí las dejó. Yo tenía diecisiete años y mis hormonas me impulsaban a todo aquello que me parecía pervertido y caliente. Muchas noches veía vídeos porno en Internet y ver aquellas bragas usadas me produjo una gran excitación. Las cogí y las olí.
Así fue como empezó mi obsesión con las mujeres maduras. Mi nombre es Pedro, con dieciocho años andaba detrás de conseguir llevarme una mujer madura a la cama. Mi mente siempre estaba caliente imaginando situaciones en las que pudiera hacer realidad mi sueño. Sólo conseguía calentarme hasta tal punto, que las pajas era algo que tenía que practicar todos los días. Pero todo cambió el día que…