Otra vez caliento a mi esposo

Perdón a tantos lectores que me han escrito solicitando que retome publicar más relatos, trataré de ser un poco más frecuente en mis publicaciones, sin embargo, el tiempo y las ocupaciones poco me dejan complacerlos como quisiera, por favor excúsenme; y por favor envíen sus comentario y valoren mis escritos para motivarme más aún, gracias

Desde hace varios años, hemos descubierto Alberto y yo que nos gusta mucho tener momentos llenos de morbo y deseo compartido, a él le gusta mucho verme disfrutando con otros hombres, como ya saben por mis anteriores relatos, hemos ido algunas veces a algún Club SW en donde principalmente hacemos algún trío HMH, mi esposo me insiste en que charle y baile con otros hombres en el lugar, que me deje tocar

mientras estamos en el jacuzzi, también que me hagan masajes en el sauna mientras yo me acuesto desnuda, boca abajo, sobre mi toalla y con un poco de aceite, mi esposo comienza a acariciarme todo el cuerpo y casi siempre invita a alguno de los hombres que no demoran en rodearnos excitándose viendo como me dejo acariciar; generalmente terminamos en un cuarto privado con uno o dos hombres que me dan mucho placer mientras mi esposo nos observa, a veces él participa y me dan tanta satisfacción y me producen los mejores

orgasmo; como dice mi esposo a quienes nos escriben, que si estoy bien excitada, hago de todo; y es cierto, cuando estoy bien caliente, estoy dispuesta a casi todo lo que me proponga mi esposo o aquellos que nos acompañan; últimamente me encanta cuando me penetran analmente, me excita mucho; y más aún cuando tengo otro pene en mi vagina, es delicioso ese doble placer.

Mi esposo Alberto, me sigue comprando juguetes para cuando estamos disfrutando en la intimidad de nuestro cuarto; a comienzos de este año, estuvimos de paseo por algunos municipios del departamento de Santander, visitando sitios turísticos recomendados y también buscando alguna experiencia swinger, aunque en ese aspecto no conseguimos nada y quedamos con muchas ganas; lo que si hizo Alberto fue encontrar en un pueblo una tienda sexual y me compró 3 juguetes; una pequeña bala para introducir en la vagina y con control desde el celular, la mayoría de ustedes la conocen muy bien; la usamos tan pronto me la compró y me dio unos tremendos orgasmos mientras caminabamos por el parque del pueblo; también un tapón anal con

una joya de brillantes que alumbra en la noche y que por supuesto también me la metió esa misma noche; por último compró un hermoso y grueso consolador vibrador en forma de pene, grande como el pene de él pero un más grueso…me asusté un poco pensando que eso no me cabría, pero que equivocada estaba, me encantó, me lo metió por la vagina y por el ano, pero eso precisamente no es el tema de este relato; si, si me encantó cuanto me lo metió por la vagina, pero mucho más cuando me lo metó por el ano, fue apoteósico, pero lo mejor es que la noche del sábado de la semana siguiente a nuestro regreso, estábamos jugando en cama nuevamente, y sacó algunos de los juguetes para que los usáramos; Alberto se recostó sobre la cabecera de la cama con su gran pene erecto apuntando al techo, yo estaba en cuatro acariciandole los testículos mientras él me acariciaba los senos con una mano y con la otra me tomaba de la cabeza

acercándome a su pene, ya sabia lo que quería pero también queria jugar con él, queria devolverle todo el gran placer que me había regalado en las últimas sesiones; bajé mi boca acariciando todo el largo de su pene y seguí por entre sus piernas hasta alcalzar sus testículos y pasar la lengua por toda el área, seguí chupando y estirando toda la piel de la zona, él solo jadeaba más y más mientras me acariciaba mi cabello; seguí bajando y llevé la lengua hasta sus nalgas, le pasé la lengua por todo el contorno del ano pero sin tocarlo, notaba como vibraba con mis caricias, me demoré para hacerlo subir más y más por esa cima de placer.

Cada vez él iba bajando más en la cama, acomodándose para que yo tuviese mejor acceso; y finalmente para no seguir haciéndolo sufrir pase la punta de mi lengua por su ano, tembló de placer, yo seguí tocando, estirando y haciendo círculos con mi lengua por toto el orificio, eso lo alentaba a jadear más, me empujaba la cabeza para que lo hiciera más fuerte, pero yo seguía inalterable; cuando ya lo tenia completamente abierto de piernas, le metí la punta de la lengua, la dejé quieta para que la sintiera bien, el solo me decía que era una delicia, que por favor continuara, y seguí, le metí un poco más mi lengua, hice esfuerzos por llegar más y más adentro, sentí un fuerte dolor en la parte de abajo de la lengua por el esfuerzo de estirarla para llegar más adentro.

Estuve mucho tiempo metiendo y sacando la lengua de su interior, Alberto suspiraba cada vez más fuerte, sentía que lo estaba haciendo gozar como tantas veces él me lo hacía sentir a mi; quería darle más, me mojé un dedo y se lo metí sin dificultad, luego fueron dos y luego tres, solo sentía como me los apretaba con su ano, era una sensación tan placentera sentir como su interior palpitaba con mis caricias como su ano me estrangulaba los dedos, levanté mi rostro y vi que él tenía los ojos cerrados, la boca completamente abierta en un grito mudo de placer y con la mano que no sostenía mi cabez acerca de su entrepierna, se acariciaba su pecho y apretaba su pezón, busque los juguetes que estaban sobre la cama y lo primero que busque fue el

tapón anal y sin pensarlo lo lubriqué en mi boca y se lo metí en un solo tiempo sacando mis dedos y penetrandolo con el tapón, mi esposo saltó frenético cuando se lo metí, pero inmediantamente empezó a eyacular sin tocarse el pene, un pequeño chorro mojó todo el abdomen y seguia goteando sin control, yo quería más y entonces tomé el tapón de la parte saliente en forma de joya y la moví adentro y afuera procurándole mucho más placer, solo me decía, máaaaaas, sigueeeeeeee, sigueee; y por supuesto que seguí, le movia el tapón hacia dentro y hacia los lados ensanchando lo que ya tenía profanado.

Y sin pensarlo, vi el grán consolador con vibrador en forma de pene grueso que compramos en Santander, no lo pensé, solo quería probar que igual que yo a él también le cabría, lo acerqué a sus nalgas, le saqué el tapon y comencé a meterle tres dedos, abriendole más el ano, luego intenté con cuatro y setí que entraban con facilidad; era el momento, le saqué los dedos y sin dejar que el ano se cerrara le metí la punta del consolador, Alberto se quedó quieto, sus ojos se abrieron en demasía, me miró con terror y placer yo solo sonreí y roté el pene artificial, lo saque un poco y él me miro suplicante, le penetré más y más hasta que entró la mitad de semejante grosor, veía como su ano estaba al máximo, cada vez más lo giraba, lo sacaba un poco y luego lo

metía pero solo hasta la mitad, él estaba suspirando más y más fuerte; esperaba que me diera alguna señal que quería más pero estaba como poseido, solo me miraba como si me traspasara con sus ojos, no se lo que sentí pero quería verlo gozar y sufrír; SE LO METÍ HASTA EL FONDO, un grito agudo se escuchó en toda la casa, menos mal estábamos solos, su grito duró varios segundos y un gran chorro de esperma me baño la mano y toda su entrepierna, nunca lo había visto eyacular tanto, era la mejor eyaculación, la más fuete y

abundante; y seguía saliendo semen más y más, no pude contenerme y me llevé su pene a la boca y me lo introduje hasta el fondo tragando todo su eyaculación, sentía como el pene se inflaba más y más en mi boca, mientras yo seguía martillando el gran pene en su ano, sin siquiera tocarme me vino un orgasmo delicioso chupando su escencia; que placer tan hermoso vivimos; y aún seguimos probando más y más….

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