Les voy a contar una historia que me sucedió cuando tenía solo 19 años y sucedió con mi tía que entonces tenía 45 años. Con catorce años me había marchado con mis padres a Cataluña, a un pueblo cercano a Barcelona, pero cada año en agosto bajamos mis padres y mis hermanos al pueblo a visitar a mis abuelos donde también vive un hermano de mi madre, mi tío Andrés con su mujer Juana y dos primos.
Amor filial
El comienzo de mi adicción al sexo
Inicio de mí adicción al sexo.
Que bueno es poder contar vivencias que para algunos sirven para prevenir y para otros la motivación para dar el primer paso.
En mí caso yo siempre fui media curiosa con el tema del sexo, hoy tengo casi 40, casada cuatro hijos y puedo decir que vivo una actividad sexual bajona, son rubia de ojos claros pelo ondulado, tetas grandes, un muy buen culo, y media petiza.
Pascual y sus cuñadas
Pocos días después de que mi suegro y yo nos lo hiciéramos con Abý el sistema me hizo una señal para que me conectara, cuando lo hice en la imagen apareció el salón de la casa de Genesis, poco después entraron en el mismo esta y Pascual, el marido de Aby, ella vestida una falda blanca muy corta, iba delante y mi cuñado no dejaba de mirar sus piernas y su culo, ella le preguntó:
La nueva visita de mi sobrino
Hace ya un año, más o menos, que sucedió una gratísima situación con mi sobrino, él llegó a visitarnos y al final terminamos entre los dos culeándonos a mi esposa, obvio que, con el consentimiento de ella, además de yo metérselo por el culo a él.
Mi tía solo mía
Hoy les contaré una historia que me pasó hace 2 meses, tengo tan solo 18 años y sucedió con mi tía de 35 años. Soy hijo único solo tengo a mi madre y ella trabaja todo el día.
Yo tengo una tía política que nos iba a hacer las tareas del hogar. Ella tenía un cabello negro y largo, un trasero muy sexy ya que, hacia spinning, tez morena, ojos cafés oscuros, unas buenas piernas y unas tetas riquísimas, un abdomen un poquito gordo y una voz seductora.
Le rompí el culo a mi prima
Los siguientes meses fueron maravillosos. Podía disfrutar de mi prima Blanca y de mi novia Irene varias veces a la semana. Por supuesto, el sexo con Blanca era mucho más íntimo, ya que como lo he mencionado en relatos anteriores, era a pelo y siempre dejaba descargar mi semen en su coño.
La culpa fue de mis primas
Un juego nada inocente con mis primas que me cambiaría la vida para siempre.
Esta historia, real como todas las que escribo, sucedió hace ya bastantes años en un barrio obrero de una pequeña ciudad del Noroeste. Yo tenía por aquel entonces 18 años cumplidos y era el único de todos los primos que había logrado entrar en la Universidad, lo que en mi familia suponía un logro bastante destacable, y tenía, aparte de un hermano pequeño del que no hablaré más pues no pinta nada en esta historia, dos primas por parte de madre, llamémoslas Rocío y Catalina, hermanas entre sí y un poco mayores que yo, con las que tenía una relación muy estrecha desde siempre.