Esta historia comienza el día en que con mi marido fuimos a la casa de su amigo a comer un asado con él y su mujer. Allí vi por primera vez un jacuzzi y me enamoré de esa cosa, era lo que necesitaba en mi vida. Con él podía relajarme mientras me daba un baño, tocarme debajo del agua y fantaseaba con hacer el amor allí dentro. Era el objeto que quería tener en nuestra casa, pero mi marido no me lo compro porque lo considero bastante caro y poco útil.
Esta negativa de mi marido no me hizo perder las esperanzas de poder algún día meterme en un jacuzzi, siempre mantuve el sueño intacto y gracias a ello se me cumplió. En mi trabajo tengo un compañero de trabajo llamado Pablo que anda detrás de mi y que siempre me habla y me dice cosas aun sabiendo que soy una mujer casada y con dos hijos. Me decía de ir a su casa luego del trabajo pero yo siempre lo rechazaba, sin embargo, un día me hablo de un hotel de alojamiento que tenía jacuzzi y me respuestas fue otra.
Recuerdo muy bien aquella tarde noche de aquel jueves, con Pablo fuimos a este hotel que tenía jacuzzi y en medio del viaje le envié un mensaje a mi marido diciéndole que iba a llegar tarde por culpa del trabajo. Recuerdo que al entrar a la habitación lo primero que vi fue el jacuzzi y lucia espléndido, era blanco, redondo y espacioso para incluso cuatro personas. Lo primero que hicimos aquella noche fue encender esa cosa y cuando el agua ya estaba media calentita me desnudé en frente de Pablo y con el cabello recogido me metí en el agua.
La mejor noche de mi vida había comenzado, soñaba con eso durante varias semanas y se me estaba cumpliendo. Cerré los ojos cuando empecé a sentir las burbujas, era tan confortable aquello que quería quedarme a vivir allí dentro. Mientras tanto Pablo abrió una botella de champagne y me sirvió en una copa. Mientras me bebía esa copa, Pablo se fue quitando la ropa y ya estando desnudo se metió en el jacuzzi en frente mío. Entonces la noche empezó a ser mejor porque el alcohol nos desinhibió y empezamos a reírnos y cuando íbamos ya por la segunda copa yo lo empecé a tocar debajo del agua.
Con mis pies le empecé a tocar y a rozar el pene por lo cual hice que se ponga erecto y duro como una piedra. Ya en este estado intenté hacerle una paja con mis pies apretando desde ambos lados y subiendo y bajando. Estuve haciendo esto por varios segundos hasta que considere que era mejor hacerlo con la mano así que le indique con un dedo de que se acercara a mi lado. Ya estando a mi lado nos empezamos a besar y mientras nuestros labios se divertían yo lo pajeaba con mi mano por debajo del agua.
Luego de esto el se levantó del jacuzzi, se sentó sobre el borde y agarrándose el pene me pidió que se la chupe. Con mi copa en mi mano izquierda me coloque entre medio de sus piernas, acerque mi cabeza a su pene y lo primero que hice fue lamerle todo el tronco desde abajo hacia arriba con toda mi lengua. Ya en la punta comencé a tragar y a chupar todo al mismo tiempo, incluso me tomaba el champagne que tenía en mi copa. El mientras yo hacía esto con su pene se tomaba también su champagne y cuando no lo hacía colocaba sus manos sobre mí cabeza.
Su pene era grande y venoso como la de mi marido así que fueron varios los minutos en los que estuve mamándosela. Cuando me acabé la copa de champagne podía usar ya las dos manos, así que, con ellas agarre mis enormes tetas de madre de dos hijos y como si fuesen mis pies apreté su pene desde ambos lados. Entonces comencé a hacerle una paja turca con mis tetas y el lo gozaba bastante, hice que mirase el techo del placer que estaba sintiendo y que dijera «hmmm que rico». Además yo trataba de chuparsela de este modo, lo que hacía era agachar la cabeza y cuando la pija subía me entraba por la boca.
Después de esto comenzamos a garchar y lo hicimos del siguiente modo. Yo me puse en cuatro patas dentro del jacuzzi y el desde atrás y con mucho cariño me dio amor. El me embistió agarrándome de la cintura y cuando me daba bien duro me agarraba del pelo y me tiraba hacia atrás. Luego pasamos a la cama y allí hicimos más cositas ya que era más cómodo coger allí que en el jacuzzi. En la cama estuve un buen rato cabalgando encima de el, cogimos de costado y besándonos y también en cuatro pero con mi cuerpo apoyado sobre el colchón. Terminamos la faena sexual con el parado sobre la cama y yo chupándosela hasta hacerlo acabar en mis tetas.
Ese jueves viví uno de los mejores días de mi vida, pude por fin usar un jacuzzi y cumplir una de mis fantasías sexuales.