Su entrenador personal

Mi esposa siempre ha sido muy buena en la cama, desde que la conocí cuando tenía un novio que trabajaba mucho pero no ganaba tanto como yo. Nos conocimos en un cumpleaños y de inmediato dije a esta mujer la quiero en mi cama, me costó un par de meses en que ella se hizo la interesante pero finalmente lo conseguí y pude tener la mejor noche de mi vida hasta ese momento.

Luego poco a poco comenzó a manejar mi vida y a pesar de que yo era solo su amante la presentaba como mi novia en todas partes y no tenía ni tiempo ni ganas de otras mujeres. Poco a poco le comencé a hacer mejores regalos y con esto la tenía más cercana a mi hasta que me decidí regalarle un auto y hacerla mi novia formalmente, dejó al otro y comenzamos una tremenda relación hasta casarnos y tener hijos, fui entendiendo que con muy buenos regalos y preocupación continua tendría el mejor sexo que se puede esperar.

A ella siempre le di libertad vigilada, cuando aparecía alguien que la llamara o escribiera lo espantaba rápidamente. Sin embargo cometí un error cuando ella me pidió un entrenador personal para estar más apretada y atractiva. Conversé con el entrenador de futbol de mi hijo para que ella entrenara con su grupo de entrenamiento deportivo que eran aproximadamente 10 mujeres. Él es muy alto, musculoso y algo más joven, además de muy atractivo para las mujeres.

Mi mujer comenzó entrenando dos días a la semana y poco a poco comenzaba a llegar más tarde a la casa, sexualmente seguía como siempre pero comenzó a realizarme menos sexo oral, hasta después de un tiempo no hacerlo y controlarme con su manipulación. Mientras tanto yo no imaginaba que pasara nada con su entrenador pero ella ya se lo había presentado a sus amigas y se jactaba de tener un muy buen sexo con él.

Una mañana veo que su celular está recibiendo mensajes, yo nunca le había revisado en celular pero ya estaba presintiendo algo así es que no dudé en leer lo que llegaba, era el entrenador que le escribía y decía: A qué hora llego a tu casa, te quiero con ese último body que compraste el fin de semana, tengo hasta las 11 am y te voy a hacer volar por los aires como a ti te gusta, eso sí deberás chupármelo como a mí me gusta hasta el final de lo contrario no te llevo a mi gira al norte. Efectivamente mi mujer me había hablado que iría al norte con unas amigas por el fin de semana y ya teníamos todo coordinado para que pudiera hacerlo.

Al ver este mensaje fui donde mi mujer, la veo saliendo de la ducha y al pensar en encararla no pude porque su atractivo es tremendo y la abracé y se lo chupé hasta que acabara. Me fui y la dejé sabiendo lo que ocurriría. Me decidí a dejarla que fuera a su aventura de fin de semana sin hacerme el enterado pero teniendo claro que cuando volviera eliminar toda relación con este entrenador.

Al volver ella no quiso tener sexo conmigo los siguientes días y solo me lo agarraba todas las noches al acostarnos, me dejaba sin ganas de nada, tranquilo y sin la capacidad de poder hablar sobre su infidelidad. Continuamos así por alrededor de 3 meses en que solo me lo agarraba mañana y noche, además de estar saliendo cada vez más y con nuevas tenidas en que siempre se veía espectacular.

Llegó el día en que no aguanté más y le pregunté con quien se está acostando. Me dijo que con nadie y eran solos ideas mías, insistí por varios días en que ella enojada no se acercó más a mí. Así estuvimos dos meses más hasta que un día la seguí y la vi recogiendo a su amante. Los seguí hasta un departamento cerca de mi casa, entraron ahí, me quedé esperando y nada, no volvieron a salir. Ya tarde la llamo por teléfono y me indica que está donde una amiga, llamo a su amiga y me indica lo mismo, por lo tanto fui a su casa para desenmascararla, al llegar allá su amiga me indica que ya se había ido, vuelvo a la casa y ya había llegado.

Estaba coordinando constantemente sus infidelidades y comenzó a darme pastillas para que yo me relajara y pudiera dormir porque según ella me estaba imaginando muchas cosas que no eran. Acepté esto, sabiendo que era mentira pero no quería alejarme más de ella y necesitaba volver a tener relaciones ya que hace más de 4 meses no las tenía.

Justo en estos momentos parte la pandemia y mi esposa no podía salir de la casa. Comencé a tener relaciones con ella mañana, mediodía, tarde, noche y trasnoche, no paraba de querer tenerla para mí. Le intenté preguntar sobre su relación con algún amante y me reconoció que tenía a alguien pero indicando otra persona y que fue solo una pequeña aventura porque según ella yo la estaba dejando de lado. La situación daba para que dejara a su amante real, por lo cual le aumenté la mesada, le prometía viajes y joyas, su respuesta ante esto siempre era espectacular, la mejor, lo que realmente necesitaba.

Con las semanas pasó a darme pastillas día por medio para que me quedara dormido muy temprano, uno de esos días no me tomé la pastilla y me hice el dormido. Después la busco en la casa sin encontrarla pero veo una luz en el cuarto que está atrás de la casa, voy para allá y la escucho diciendo ohh que rico, no pares, no se te ocurra parar y ya sabes que te quiero acá en dos días más.

Al asomarme la veo con un consolador muy excitada y en la pantalla de esa pieza a su entrenador masturbándose y gritando que la quiere tener y metérselo duro. Entro en este dormitorio y la pillo en la acción, mientras su amate gritaba me voy, me voy, todo para ti. Ella al verme se avergonzó mucho, y me indicaba que era la primera vez, que solo fue un juego virtual, etc., etc. Yo le dije que era mentira lo que decía ante lo cual ella se enojó mucho y no me volvió a hablar.

Pasaron las semanas, no la dejaba salir de la casa para nada y la mantenía vigilada, ella no se acercaba a mi hasta que decidí comprarle un nuevo auto que sabía me llevaría a tener muy buen sexo, pero esta vez solo me comenzó a masturbar y así lo hizo todos los días sin dejar que yo se lo metiera, seguimos así hasta que un día le dije que la dejaría tener su amante y que podía verse con él cuando quisiera. Ella me brindó su mejor noche en que de verdad fue inolvidable.

Ahora no saludo a su entrenador, pero sé que mi esposa está satisfecha y a la vez me brinda lo mejor a mí. Lo bueno es que no va a aparecer nadie más y sé que con su entrenador no se va a ir a vivir porque necesita tener una calidad de vida mucho mejor que esa.

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