Mi nombre es Irene A., mis amigos me dicen Irenita, trabajo en un Instituto técnico, tengo 26 años y me considero agradable a la vista de los hombres.
El viernes 14 de septiembre, me quede hasta muy tarde en mi trabajo debido a que tuve mucho trabajo estos días.
Así que al salir a eso de las 10 de la noche de mi oficina y dirigirme hacia la salida me encontré con dos señores del departamento de mantenimiento, Guillermo y su auxiliar Javier, quienes estaban festejando de manera anticipada el grito de independencia pues ya estaban algo tomados; me invitaron a tomarme una copa con ellos, yo les dije que no que ya era tarde y mi esposo me esperaba en casa, ellos me dijeron que si no era mexicana, que el 15 no podrían celebrar conmigo, que siempre les había parecido una persona muy linda y amable, que nada más una, en fin que me convencen, me senté junto a ellos me sirvieron y brindamos.
Guillermo que era el mayor de ellos, me abrazo y me decía que buena onda era yo, y como la verdad me sentía hastiada de tanto trabajo, bueno la copa me estaba cayendo bien y me sentí caliente al sentir el aliento de Guillermo sobre casi mi cara, les dije salud y terminé mi copa, me sirvieron otra y como
Él me decía que bueno que no era apretada, que además de guapa era agradable en el trato, que siempre me había querido abrazar y que ahora era momento de aprovecharse de la situación, así que me apretujo contra él, deslizando su mano derecha casi hasta mis pompis, yo me sentía cada vez más tranquila y descansada de la semana ardua de trabajo que había tenido, así que también me le pegue a Guillermo sintiendo su virilidad sobre mi pelvis, -¡¡que caliente estas, de verdad que si te gusto!!- pensé, – además si ahorita llego a casa mi esposo ya estará durmiendo, en cambio aquí están felices con mi compañía-.
Así que me deje llevar por el compás de la música y me recargue en el hombro de Guillermo y entrecerré mis ojos; él de plano bajo su mano y acarició mis nalgas y como yo no decía nada, bajó su otra mano a hacer lo mismo, sentía brincotear contra mi pelvis su verga, ya erecta por el contacto de nuestros cuerpos, qué feliz me sentía y que caliente me estaba poniendo, sabia que las mujeres que trabajan en los centros nocturnos son tratadas de esa manera, así que me hice la ilusión de estar trabajando en uno de esos lugares, por ello mi panochita empezaba a humedecerse, levante mi cara, él me miro y me beso, yo le correspondí, nos separamos un poco y subió una de sus manos para dedicarla a acariciarme mi pecho; Guillermo que haces, respetameeeeeee,
Esto es con mucho respeto Irene, nos besamos apasionadamente, sentía su lengua caliente enlazándose con la mía, hayyyy que bien me siento Guillermo, sigueeeeee…. él procedió a desabrochar y quitarme la blusa, me arranco mi brasier y hundió su cara en mis tetas, las beso las chupo durante un buen rato.
Mientras Javier ni tardo ni perezoso se me acerco por detrás, me dijo puedo, y sin que yo dijera nada, me abrazo por atrás y me restregó su verga sobre mis nalguitas, ya la tenía bien parada, y como yo no decía nada, sino al contrario daba suspiros de placer, me bajo mi falda y pantis, y procedió a acariciármelas, así entre los dos empezaron a sobarme todas mis partes, hundieron sus manos en mi panocha, en mi culito, sobaron mis tetas y al mismo tiempo se fueron quitando sus pantalones y chones, así que ahí estaban los dos mostrándome sus vergas bien paradas, me agache y bese la verga de Guillermo quien era el que más me gustaba y que la tenía de mayor envergadura. La chupe, la mordisque y se la bese.
Guillermo que verga tan hermosa tienes, y continué besándosela, es tan grande, tan calentita, tan rica, hummm, papacito, cuán deliciosa verga tienes…, mientras Javier tomo mi mano derecha y la llevo a su verga enhiesta, la cual sobe mientras disfrutaba del caramelo de Guillermo y lo recorría hasta su base, de donde pendían dos hermosos y bellos huevos, huevos ricos, los cuales también bese y lamí para deleite de mi boca.
Me llevaron a un sofá y ahí me la metió de un sopetón Guillermo, debido a ello lance un grito, “un grito anticipado de Independencia” un grito de placer, ya que mi panochita recibió gustosa la embestida de su verga, entretanto Javier me la metía por la boca.
Que delicia de vergas estaba disfrutando, así me tuvieron durante un rato metiendo y sacando cada uno su verga de su respectiva funda, hasta que me vine dos veces, y después de un rato cambiaron de posición ,y debido al mete y saca constante de Javier, mi panocha se la apretujaba lo más posible queriendo recibir su semen, que no tardo en salir, dejándome dentro su verga que poco a poco disminuía de tamaño, mientras yo succionaba y saboreaba la vergota de Guillermo y medio le decía lo rico que estaba, papacito, dame tu lechita, dame tu rico semen papacitooooo, quien finalmente después de que la lamí durante un rato, también se corrió, llenando de rico semen mi boca, !!!mmmm Guillermo , que ricooooo semen¡¡¡, , que calentito sentí su semen, saboree su textura y chupe y chupe su verga queriendo recibir más de su rico semen, hasta que se la deje limpiecita. Porque eso si limpieza ante todo, sobretodo de e
Guillermo, mmm que sabrosa leche me haz dado amorcito, pero quiero más.
Me recosté y Javier me pidió que chupara su verga, así que procedí a lamérsela, a darme gusto saboreando su verga y dándole besos, a esa verga que tan bien se había comportado inundándome mi interior, todavía tenía sabor a semen y a mis jugos, pero me pareció rico la combinación de sabores, así que seguí chupando mi nuevo caramelo, recorriendo con mi lengua todo su tronco hasta su base hasta donde se junta con sus huevos.
Después de un rato al ya tenerla completamente parada, la bese desde su base hasta la punta, saboreando su glande, nuevamente la bese y chupe incluyendo sus huevos a quienes también bese y finalmente me lleno mi boca con más semen, que nuevamente saboree y trague. Qué rico sabor tiene el semen, sobretodo cuando lo depositan en tu lengua para que una lo disfrute y lo saboree.
Guillermo me tomo en sus brazos me hizo que me volteara y me inclinó para que yo levantara mis nalgas, me la puso en mi culito y después de restregarla un rato, me la metió poco a poco, llenándome por atrás, nuevamente grite de gusto, ¡¡¡ Guillermo, mi rey, que ricooo, que delicia de estar ensartada por tiiii!!!.
Me mantuvo un rato con su mete y saca de esa verga que tan rico sentía, hasta que finalmente inundo mis entrañas con su jugo de hombre, de todo un macho, que había hecho inmensamente feliz a una provocativa y deseosa mujer, yo su Irenita.
Después de un rato de solaz, me vestí y les dije adiós, ellos insistieron en que tomáramos otra copa más, yo les dije que ahora si ya no, ya que perdería el sabor que quedo en mi boca a leche de machos. Nos despedimos y me dirigí a mi casa.