Creía que conocía a mi madre, pero ignoraba que ocultaba un gran secreto. Siempre la había admirado por muchos motivos. Era una mujer muy trabajadora, que peleó durante años para que no me faltara de nada, siempre con una sonrisa en la boca. Me crio sin ninguna ayuda, renunciando a gran parte de su juventud y a rehacer su vida.
De mi padre nunca supe nada. Mi madre me contó que cuando supo que estaba embarazada, ya no lo volvió a ver. A pesar de estar sola y ser todavía muy joven, decidió seguir adelante. Le estaba muy agradecido y deseaba terminar la carrera para empezar a trabajar y poder ayudarla económicamente, para que no tuviera que hacer tantas horas.