Aquel día, las chicas estaban animadas. Paseando por el centro de la ciudad, encontraron una tienda muy interesante, con todos los artículos que a cualquier mujer pueden enloquecer de placer.
Tras mirar un par de minutos mirando el escaparate, las dos amigas decidieron entrar al Sex-shop a curiosear.
La tienda era grande y tenían dos dependientes, un chico y una chica. Al principio tímidamente miraron todo lo que allí se exponía, como con un pelín de vergüenza, nunca habían estado en una tienda de ese tipo.