Trabajaba en una farmacia, mi compañero era un señor de 40 y yo tenía escasos 28. El era casado y con hijos, yo tenía una relación con un chico desde hace varios años.
Mi actividad sexual era buena, pero lo compañero se me insinuaba todo el tiempo, rozaba mis piernas o mis nalgas cada vez que podía, con el pretexto de pasar junto a mi con las cajas de medicamento.
Un día que no había mucha gente en el negocio, pusimos una película en la computadora del mostrador, nos sentamos juntos a verla, la película tenía una escena de sexo, y sentí que el se empezaba a exitar, y yo también. Su mano comenzó a rozar mi entre pierna, y yo por inercia abrí las piernas para dejarme tocar. Me tocaba cada vez más duro, hasta que tome su mano y la metí dentro de mi pantalón y de mis bragas. El estaba muy exitado y yo muy mojada, sus dedos entraban a mi vagina una y otra vez, la película seguía y nosotros ya no le prestamos atención.