Mi suegra es una viuda de buen ver, 60 años, de origen campesina, blanca, muy trabajada, pero bien cuidada, 1.60 m y un cuerpo normal para su edad, aunque sus chichis son lo mejor, redondas, nada caídas, duritas, con unos pezones rosados con un pequeño botón, muy sensibles a mi lengua y a mis caricias. Yo con 45 años y todavía con ganas de coger a toda hora. Ella es Susana y yo Luis.
Nuestra relación siempre ha sido buena, y aunque en 20 años de casado con su hija ya la había visto varias veces encuerada, pues sale de vacaciones con nosotros, y ella se daba cuenta, no había pasado de sonrisas, comentarios calientes y ya al final uno que otro toquecito.