Después de aquella experiencia con esos cuatro sementales venezolanos, mi vida cambió, la relación con mi novio ya no me satisfacía, no era mal amante, pero le faltaba esa pasión, esa creatividad, esa forma de moverse tan candente y esa profundidad, eso era realmente coger, con mi novio era simplemente sexo, extrañaba esa tremenda cogida que me habían dado esos machos, pero no me atrevía a buscarlos nuevamente, me sentía culpable con mi novio e intentaba que todo regresara a la normalidad.