Mi amigo llamó a todos los hombres que pudo pero nadie le creía lo que estaba pasando. Hasta que grabamos un video y se los enviamos. En el video yo les decía con una voz muy cachonda: “Sé que les parece una locura, pero en serio necesito que me metan la verga por el culo. Quiero deslecharlos y sentir cómo se vienen adentro de mi culo. Por favor vengan y destruyanle el culo a esta perrita”. Y al final del video me abrí el culo y se los enseñé todo dilatado.
No pasaron ni 20 minutos cuando empezaron a tocar a la puerta. Uno por uno sus amigos llegaron a mi casa, pero esos amigos invitaron a otros amigos, a primos, hermanos, y sin darnos cuenta de pronto mi casa estaba llena de tantos hombres que perdimos la cuenta. Pero mi culo estaba tan ansioso por recibir su leche, que no me importó.