Gema camina apresurada mientras la lluvia no deja de caer sobre la ciudad. El invierno está siendo ciertamente duro en lo climatológico, pero tórrido en lo sexual -piensa, conteniendo una sonrisa al recordar todo lo que está sucediendo desde que pusieron aquel anuncio en la prensa pidiendo “un semental que la montase mientras su marido contemplaba la escena”. Recuerda que sintió un inicial ofendimiento cuando leyó el verbo montar, como si se estuviesen refiriendo a una yegua o una perra y no a una mujer ….. pero ahora, semanas después y muchas sesiones de sexo más tarde, reconoce que el término “montar” es muy adecuada a lo que pasa, ya que no se trata de amor, ni por asomo, sino de sexo puro y duro, casi animal, donde como en cualquier especie, la hembra y el macho copulan como bestias, buscando, los animales la reproducción, los humanos el placer.