Hola, mi nombre es Valentina, tengo esposo y también un hijo, pero mi esposo no es el padre de mi hijo, incluso no estoy segura quien es el padre, solo estoy segura de que su padre es venezolano, les quiero contar cómo sucedió, fue de una forma tan insólita y morbosa que suena irreal, al día de hoy ni yo misma puedo creer de lo que fui capaz, me dejé llevar por el deseo y resulté preñada.
Tenía 22 años cuando sucedió, era una excelente estudiante y terminé enfermería con solo 20 años, incluso fui contratada en el mismo hospital en el cuál realicé mis prácticas profesionales, ya vivía con mi entonces novio desde hacía un año, un joven de mi misma edad, muy guapo, educado y cariñoso conmigo que me tenía muy enamorada y me sentía muy dichosa y feliz, solamente había una cosa que quería para que esa felicidad fuera completa y es que quería ser madre, se lo dije a mi novio y estuvo de acuerdo, así que dejé de usar anticonceptivos y cogíamos casi todos los días a pelo, pero pasaban los meses y no me preñaba.
Un día, después de que me cogió, fui al baño y deposité un poco del semen que me había dejado en el coño en un recipiente esterilizado y le pedí a una compañera enfermera que trabajaba en el laboratorio del hospital que analizara la muestra.
Los resultados me derrumbaron, mi novio apenas tenía espermatozoides y sería muy difícil que me fuera a preñar, al verme tan deprimida se lo tuve que contar y lo pasó fatal, sabiendo mi deseo de ser madre me dijo que estaba dispuesto incluso a qué me preñara otro hombre. Le dije que no nos precipitemos, que lo mejor era esperar un poco, seguir intentando, ya que éramos muy jóvenes y si no lograba embarazarme, ver que alternativas podía haber, porque mi deseo era que mi hijo fuera de ambos.
En México que es donde vivimos son días festivos el 1 y el 2 de noviembre, los días de muertos, una celebración tan importante para los mexicanos como la navidad o el año nuevo, en el 2019 que es cuando ocurrieron los hechos, cayeron en jueves y viernes y con el sábado y domingo se convertía en un puente de 4 días, mi novio que era estudiante de Derecho y trabajaba en las oficinas administrativas de la Universidad a la vez, quería aprovechar e ir a visitar a sus padres que vivían en un pequeño pueblo de Guanajuato, dónde tenían una plantación de fresas y criaban ganado, me animó a ir, pero por ser enfermera tenía que trabajar los días festivos, solamente tendría libre el 4 que era mi descanso, así que le dije que no podía y lo animé a qué se marchara al pueblo solo, ya que sería una alegría para sus padres que los visitara.
El día 3 de noviembre al salir del trabajo subí al metro para ir a casa, vivimos cerca de la Universidad y entré a la estación Hospital General, el andén estaba muy lleno a pesar de ser sábado, al parecer había algunas fallas y estaban tardando en circular los trenes, estaba cansada, y no quise esperar más, me subí al primero de los trenes que llegó a la estación, la gente entró de golpe y en forma atropellada, por lo que quedé al final del vagón rodeada por una pareja de novios de unos 18 años y tres chicos de piel morena y acento caribeño, pude adivinar al escuchar su plática que eran venezolanos, ya para entonces habían empezado a llegar a México las primeras migraciones masivas de venezolanos, aunque todavía no en la cantidad tan enorme que hay ahora.
Venezuela es un país famoso por la belleza de sus mujeres, pero los hombres no se quedan atrás, los tres chicos eran muy guapos, altos y de complexión atlética, brazos fuertes y anchos de pecho y espalda, había uno que más me impactó, un poco más alto que los otros dos, muy varonil, parecía galán de telenovela y me le quedé viendo de reojo. El tren inició su marcha, al llegar a la siguiente estación que es Centro Médico que además es correspondencia con otra línea, otro mundo de gente se abalanzó para entrar, quedando más apretados todavía, quedé arrinconada contra la pared del metro rodeada de los tres venezolanos, uno enfrente, uno atrás y otro a un costado, los cuerpos de los tres muy pegados a mí, sentía su calor y la firmeza de sus cuerpos fibrados y me empecé a excitar, mis pezones se pusieron duros y se rozaban contra el pecho del que estaba enfrente, que era el más guapo de los tres.
Nuevamente el tren inició su marcha y entre el vaivén del metro siento un bulto en medio de mis nalgas, lo sentí claramente, solo unas centésimas de segundo, todo mi cuerpo se estremeció, pude adivinar en el leve contacto que el tipo estaba bien dotado, pensé que el contacto sería accidental ante lo apretado que estaba el vagón y el movimiento del tren, unos segundos después entre los vaivenes del metro sentí otra vez el roce del bulto del tipo que tenía atrás en medio de mis nalgas, mis pezones seguían rozando el pecho del tipo de adelante y se le unió el roce del bulto que tenía a un costado contra mi cadera, los roces parecían accidentales, siguiendo siempre el movimiento del metro, mi vagina se humedeció, cerré los ojos intentando concentrarme y agudizar esos tenues contactos que estaba gozando mucho, ese cachondeo continuó por un par de estaciones más, al ver que no reaccionaba los dos tipos que me estaban rozando sus vergas me la apoyaron con firmeza y no la retiraron.
Sentí claramente el contorno de sus vergas, su longitud y grosor, dónde terminaba el tronco y empezaba la cabeza, incluso sentí el calor de su carne a través de la ropa y juro que sentí hasta las hinchadas venas que rodean el tronco, el tipo que tenía adelante me miraba a los ojos, era tan guapo que me derretía, sonreía al verme y sin pudor me pellizca suavemente un pezón, apreté mis labios para no gemir, el que tenía atrás se repegó completamente a mi cuerpo, sentí su respiración en mi nuca y tomándome de la cadera empezó lentamente a darme punterazos sobre la ropa, siguiendo los movimientos del tren, el guapo chico que tenía enfrente fue bajando su mano recorriendo mi vientre y metiendo su mano bajo mi vestido, acarició mi entrepierna, sus dedos tocaron mi húmeda vagina solamente cubierta por la tela de mis calzones y sonrió al comprobar que estaba completamente húmeda, una corriente eléctrica sacudió mi cuerpo y tuve que apretar los dientes para no gemir, el que tenía al lado por su parte no dejaba de tallar su verga dura y caliente contra mi cadera.
Estaba paralizada y ruborizada, pensaba en gritar y salir corriendo, pero mi cuerpo no me respondía, mi boca seguía callada, alcé mi vista y me encontré a la pareja de adolescentes arrinconados a un lado nuestro, el chico apretaba a su pareja contra la pared del metro y se la comía a besos, pude ver su mirada sobre la mía, el adolescente se daba cuenta de todo.
De pronto, en forma inesperada, el tren frenó bruscamente y se apagaron las luces, había fallas en la energía eléctrica, seguía sin reaccionar y el tipo que tenía adelante aprovechó el apagón para alcanzar el borde superior de mis calzones cacheteros y los bajó a mis rodillas, sus dedos alcanzaron mis labios vaginales y los deslizó recorriendo la entrada de mi vagina, mis fluidos escurrían entre sus dedos, otro contacto en mis nalgas, en acto reflejo, apreté el culo, siguió manoseando mis nalgas, lo hacía tan rico que me relajé y aflojé, lo cual aprovechó para hundir sus dedos en mi surco trasero y masajear la entrada de mi orificio anal con la yema de sus dedos, di un suspiro y apreté lo más que pude mis labios para ahogar mis gritos de placer, mis piernas temblaban, el tipo que estaba a mi costado me agarra la mano y la lleva a su enorme verga, la sentí a piel, se había sacado su verga de los pantalones, el contacto directo de su carne caliente, hinchada y gruesa, era alucinante.
Estaba en medio de un mar de gente acariciando la verga de un desconocido, con los calzones bajados hasta las rodillas y los dedos de otros dos machos estimulando mi culo y mi coño, Jamás pensé estar en una situación así, ni en mis sueños más descabellados, seguía recorriendo la gruesa verga con la palma de mi mano, una enorme barra de carne suave y tersa al tacto, y al mismo tiempo tan dura, al acariciar la punta, escuché que dio un suspiro, de la punta salía un líquido viscoso que quedaba impregnado en la palma de mi mano, el tipo de atrás lleva sus dedos hasta mis labios vaginales y los humedece con mis fluidos, con los dedos lubricados, masajea mi esfínter en forma circular y empuja uno de sus dedos, vence la resistencia de mi esfínter y se cuela la punta de su dedo en el interior de mi culo, lo mueve suavemente acariciándome por dentro y entrando cada vez más profundo, el que está adelante tenía ya dos dedos dentro de mi coño y los metía y sacaba despacio, empecé a sudar, mi cara estaba roja y apretaba los labios lo más que podía para ahogar mis gemidos.
Sacan el dedo que estaba en el interior de mi culo, siento un vacío y empujó las nalgas buscando ese dedo que tanto placer me daba, pero en lugar de eso, un trozo de carne dura y caliente trata de colarse entre mis nalgas, no podía dejarme coger en medio de toda la gente, era algo demasiado arriesgado, así que apreté mis nalgas e hice mi cuerpo hacia adelante tratando de escapar de esa estaca que amenazaba perforarme, mi coño húmedo se encuentra con otra barra de carne caliente recorriendo mis labios vaginales y buscando la entrada, mi cara reflejó angustia y levanté la vista en busca de clemencia, me encontré con la mirada del hermoso joven que sonreía al ver mi cara preocupada, en mi cuello sentí los labios del que tenía atrás y me da un discreto beso en la nuca, en eso regresa la luz.
Atrás del hombro del guapo tipo que tenía enfrente, estaban el par de adolescentes mirando con la boca abierta, el adolescente le seguía apretando las tetas a su pareja sin dejar de mirar, el tipo de adelante gira la vista y al ver a los adolescentes les hace una mueca a los otros dos, los tres se guardan sus vergas, mi corazón late a mil por hora, al parecer el que haya regresado la luz y los adolescentes me han salvado de ser empalada dentro de un vagón del metro, sin embargo, estoy ardiendo de la calentura, paralizada y sin reaccionar, sigo aprisionada entre los tres, pasan un par de estaciones más y el tipo de adelante me susurra al oído:
– Ven, chama, aquí nos bajamos- y me jaló del brazo.
Mis piernas flaquean, como autómata los sigo y bajamos en la estación Copilco, con paso tembloroso caminamos algunas cuadras, el más guapo me llevaba agarrada de la cintura como si fuera su novia y de vez en cuando me apretaba las nalgas, en el camino se presentaron y sus nombres eran Nelson, Alexis y Pablo, me platicaron que habían llegado a probar suerte a México porque en Venezuela ya no se podía vivir y que estaban tan arrechos por la falta de sexo, que al sentir mi cuerpo en medio de ellos no habían podido controlarse y a punto estuvieron de cogerme en medio del vagón, y que como sabían que tenía mi “cuca caliente” me iban a rellenar mi “arepa” con su carne y algunos otros modismos propios de aquel país caribeño que sin conocer algunas palabras adivinaba perfectamente a qué se referían y como ellos decían me sentía cada vez más “arrecha”, excitada como nunca, sonreía nerviosa y ruborizada, hasta que llegamos a un lugar con un letrero en la parte de afuera que informaba que rentaban cuartos a estudiantes, entramos y llegamos a un departamento pequeño con dos recámaras y cuatro camas individuales, había ahí otro chico de una apariencia similar, también venezolano que me miró con sorpresa y luego sonrió maliciosamente al adivinar que iban a hacer conmigo.
Unieron dos de las camas individuales, me sentaron encima y se quitaron sus pantalones y bóxer, aparecieron cuatro vergas morenas enormes, gruesas, largas, muy venosas y con la cabeza grande y de color rojizo brillante, pero entre las cuatro sobresalía una en especial, la de Nelson, una monstruosa verga que le sacaba un par de centímetros a las de sus compañeros, completamente recta, a diferencia de los demás que eran ligeramente curveadas, Nelson además parecía ser el líder, el que llevaba la iniciativa y dijo:
– Lista para tu machete llanero, ven chama, abre la boquita.
Saque la lengua y recorrí su enorme nabo, lamiendo suavemente el frenillo y la punta, el olor a verga inundaba mi nariz, no me disgusto su sabor y abriendo la boca le empecé a mamar la cabeza lentamente mirándolo a los ojos, sé que eso excita mucho a los hombres, me encantaba tener ese pedazo de carne caliente en mi boca, empezó a chorrear líquido preseminal y lo tragué con gula, ahí empezó a mover su verga y me la metió hasta donde cupo, los otros me restregaban las vergas en mis mejillas y en mi cara, me excitaba sentir esas barras de carne de una textura suave y caliente recorriendo la piel de mi cara, se restregaban en la comisura de mis labios pidiendo su turno.
A mi pesar saque la verga de Nelson de mi boca y seguí con la de Alexis, que estaba ansioso por meterme su verga, sin dejar de masturbar la verga de Nelson y tomé también con mi otra mano, la de Pablo, el otro chico Freddy, se puso a mi espalda y besaba mi cuello y nuca, después de un rato, seguí con la de Pablo y finalmente Freddy, estuve un largo rato mamando sus vergas en forma alternada, les chupaba sus huevos, los troncos y succionaba las cabezas de sus vergas como si no hubiera un mañana, me gustaba escucharlos gemir y gruñir de placer, que me dijeran todo tipo de insultos, hasta que Nelson considero que era el momento de dar el siguiente paso y levantándome y dándome una nalgada me dijo.
– Que rico mamas putita, eres una excelente mamagüevo, ya estoy deseoso de meterte mi yuca en tu cachapa, mis panas están igual, te dejaremos la cachapa llena de queso e’ mano, anda, recuéstate en la cama boca arriba.
Obedecí y me desnudaron rápidamente.
Nuevamente fue Nelson quien tomó la iniciativa y abriendo mis piernas se posicionó entre ellas y apuntó con su verga la entrada de mi ardiente y húmedo coñito, empezó a presionar y sentí como aquel monstruo iba abriéndome, contrario a lo que esperaba, lo hizo lentamente, sin prisas, disfrutando cada centímetro de aquel enorme mástil que amenazaba con partirme en dos.
– Que apretada estás chama, aghhh, que rico aprietas, pareces virgencita, se nota que solamente coges con mexicanitos de pinga chiquita, ya casi, falta poco para que te tenga toda clavada.
Dio un golpe de cintura y me la enterró hasta que sus huevos chocaron con mis nalgas, di un grito de dolor-placer, era algo brutal, aquella verga había llegado hasta donde ninguna otra había llegado antes, me sentía a punto de reventar y al mismo tiempo una sensación de plenitud, tan llena de carne, esperó un momento a qué me acostumbrara al tamaño de su verga y empezó a moverse lentamente arrancándome gemidos de placer, Alexis por su parte aprovechó para subirse a la cama con sus piernas a cada lado de mi cuerpo y acercar su verga a mi boca, los otros dos se quedaron viendo y masturbando, esperando su turno.
En cada embestida que me daba me hacía gemir de placer, abriendo más la boca y Alexis metiendo más su verga, estaba en la gloria, nunca pensé que iba a gozar de esa manera con dos chicos extranjeros, había oído que eran muy cachondos, pero nunca imaginé que cogieran tan rico, me cogía con suavidad y pasión a la vez, se movía con ritmo, como si estuviera bailando y su verga friccionaba por completo mis paredes internas, deliraba de placer, estaba en el cielo, en un estado de éxtasis jamás imaginado cuando Pablo y Freddy pidieron su turno.
Nelson retiró la verga de mi interior y Pablo se recostó boca arriba y me pidió que lo cabalgara, así que me puse en cuclillas sobre Pablo y lentamente fui descendiendo hasta sentir la punta de su enorme verga en la entrada de mi vagina, una enorme verga, casi tan grande como la de Nelson, apenas iba entrando la cabeza cuando me toma da las caderas y empujándome hacia abajo, me va enterrando su verga, despacio pero sin detenerse hasta que sus huevos chocaron con mis nalgas, Freddy se sube a la cama y me hace girar la cabeza para mamar su verga, otra vez, me encuentro con dos enormes vergas en mi cuerpo, la verga de Pablo, si bien es curveada hacia un lado, no es tan dura como la de Nelson y se adapta al contorno interior de mi vagina, eso me gusta, es puro placer, estimula mis paredes vaginales sin causar el mínimo dolor, muevo mi cintura en forma circular y Pablo empieza a gemir, sigo mamando la verga de Freddy, quien me toma del pelo y empieza a meter y sacar su verga de mi boca, cogiéndome literalmente, me llegaba hasta la garganta y sentía su pedazo de carne deslizarse por mi paladar hasta tocar mi campanilla, lamía y succionaba esa tremenda verga mientras el acaricia mi pelo y mis mejillas, metía sus dedos dentro de mis orejas y acaricia los lóbulos.
Pablo tenía la misma forma de coger que Nelson, una forma candente, rítmica, pasional muy diferente a como cogen los mexicanos, que es más ruda, gemía de placer como loca, estaba disfrutando de lo lindo, cuando siento que me abren las nalgas y un líquido frío y viscoso es depositado en medio de ellas, seguido de los gruesos dedos de Nelson lubricados masajeando mi cerrada y arrugada entrada trasera, usando la yema de sus dedos acariciaba la entrada de mi culo en forma circular, empujó suavemente uno de sus gruesos dedos y mi culo se abrió, me ardió un poco, pero luego de unos segundos sentí placer, la caricia suave y divina de su dedo en mi culo, junto al estímulo de una verga dentro de mi coño era sensacional, vaya que sabían dar placer a una hembra, Incluso Pablo sentía el estímulo del dedo de Nelson a través de mi cuerpo porque señaló:
– ufff, Nelson, siento tu dedo a través del coño de la chama y se siente rico, sigue – y me abrió las nalgas con sus manos, a fin de darle acceso total de mi culo a su amigo, entonces fueron dos dedos los que entraron en mí, di un respingo y un gemido de placer salió de mi boca, el placer era máximo, luego de un rato sacó sus dedos de mi interior, sentí un vacío y casi le pido que me los vuelva a meter, cuando sentí su tremenda verga haciendo círculos en la entrada de mi culo, me dio miedo, Nelson me quería empalar con su tremenda verga, si por mi coño me hizo sufrir, no me imaginaba como sería que ese monstruo me abriera el culo.
Sus fuertes manos tomaron con firmeza mi cintura y la enorme cabezota empezó a presionar, mi culito se resistía al implacable avance, su verga era demasiado gruesa para mi hoyito,
– Chama, tienes que relajar el culo, ponte flojita, te voy a hacer ver las estrellas cuando te la meta.- exclamó Nelson.
Pablo colaboraba con su amigo y me abría las nalgas lo más que podía, dejé de mamar la verga de Freddy y me recosté sobre el pecho de Pablo, intentando relajarme y empinar el culo.
Nuevamente sentí la enorme cabeza en la entrada de mi culo, punteándome cada vez más fuerte, poco a poco mi esfínter se fue abriendo, sujetó mi cadera y nuevamente presionó y sentí como mi esfínter se abría hasta alcanzar una anchura insospechada que coincidía con el diámetro de esa tremenda cabezota y se cerraba aprisionando el tronco, di un grito desgarrador y levanté mi espalda en acto reflejo, sin soltar mi cintura, me abrazó del pecho, aprisionándome contra su cuerpo, el dolor era terrible, como si un cuchillo al rojo vivo atravesará mis entrañas, estaba abotonada como una perra, con su cabezota palpitando en mi interior, lágrimas escurrían por mis mejillas y maldije el haberme dejado llevar por mi calentura con esos machos.
– Sácala, sácala, me estás matando- gritaba
Nelson me susurraba al oído:
– Tranquila chamita, aguanta ya la tienes dentro, la cabeza es lo más grueso y ya entró, pronto pasará el dolor y gozarás.
Me la dejó dentro sin avanzar, apretaba suavemente mis tetas, Freddy pasaba su verga por mi cara y limpiaba mis lágrimas, yo seguía gritando de dolor, los insultaba y sólo sonreían, parecía que mis insultos más los excitaba.
Poco a poco el dolor fue disminuyendo y mis gritos fueron apagándose poco a poco, al notarlo, Nelson empezó lentamente a moverse sin avanzar hacia dentro, solamente moviendo la cabeza en forma circular, empecé a sentir placer, entonces inició un lento vaivén metiéndola un poco y retrocediendo otro poco hasta que tenía la mitad de su verga enterrada, el dolor seguía siendo intenso, pero el placer aumentaba a pasos agigantados, allí empezó a hacer embistes más largos, la sacaba hasta dejar solamente la cabeza dentro y me volvía a empalar avanzando un poco más en cada embestida, empecé a gemir, gemidos de placer, Pablo empezó a moverse también y la fricción de dos vergas moviéndose en mi interior me causaba un placer alucinante, empecé a culear al compás del movimiento de mis machos.
Sentía que me reventaban por dentro, pero al mismo tiempo la sensación de dos enormes vergas dentro de mi cuerpo y friccionando mis paredes internas era maravilloso.
– Ya la tienes toda dentro, mami, que buena putita eres, te la clavé hasta los huevos, y no sabes cómo estoy gozando, tu culito aprieta bien rico- anunció y sentí su pelambre acariciando mis nalgas
Ambos me embestían lentamente, sincronizando sus movimientos, Nelson me sostenía de las caderas y me enterraba su verga por el culo jalándome hacia él y después era Pablo quien me tenía agarrada de la cintura y me empujaba hacia abajo, Freddy me volvió a meter su verga en mi boca y ahora estaba llena de carne por mis tres agujeros, empezaron a acelerar sus movimientos, todo mi cuerpo se estremecía, me sentía la mujer más puta y feliz del mundo, me estuvieron cogiendo sin parar por más de veinte minutos, llegó un momento que sentí que ya no estaba en este mundo, todo eran aullidos de placer, mis piernas temblaban, espasmos recorrían mi cuerpo, gimiendo anuncié mi orgasmo:
– Me corrooo, me corrooo, me corrooo -grité estruendosamente
Seguían embistiéndome en forma brutal, me retorcía sintiendo sus vergas entrando y saliendo sin control, hasta que sentí que Nelson gruñía y dándome un embiste profundo comenzaba a descargar su semen caliente en lo más profundo de mi culo, sentía como su verga pulsaba dentro de mí llenándome de su néctar, lanzó varios chorros de su líquido ardiente y cayó rendido a un lado mío, segundos después fue el turno de Pablo que lanzando un grito y cerrando los ojos empezó a lanzar el contenido de sus pesados huevos en el interior de mi coñito, trallazos de semen caliente y espeso, su cuerpo temblaba al descargar cada chorro de leche, Freddy fue el siguiente, metió su verga hasta el fondo de mi boca y descargó su espeso y tibio néctar directamente en mi garganta, era tanta que me costó tragarla, sentí que me atragantaba y tuve que sacarla de mi boca, salivando y tratando de que el espeso semen pegado a mi garganta pasara por mi tráquea, cuando lo logré, me derrumbé sobre el cuerpo de Pablo, que seguía temblando, Alexis se estaba masturbando y se acercó a la cama para descargar sus chorros de semen en mi cara, sentí como se estrellaban sus torrentes de semen en mi cara y usando su verga como cuchara me lo embarró por la cara.
Olía a sudor y sexo, la verga de Pablo antes firme y orgullosa seguía dentro de mi coño, ahora flácida y disminuida, fluidos corporales escurrían por mi coño y nalgas, estaba agotada y me fui quedando dormida sobre el pecho de Pablo, todo parecía un sueño, algo irreal.
No sé cuántas horas habré dormido, cuando sentí una sensación placentera, estaba boca arriba y unas manos me acariciaban el cuerpo, lo hacía suavemente, acariciaba mis tetas y la punta de mis pezones, mi piel se ponía chinita al contacto, seguí fingiendo dormir, su mano recorrió mi vientre y llegó a mi coñito, el simple toque de sus dedos en mi clítoris me estremeció y mi cuerpo se tensó, revelando que no estaba dormida.
Se acercó y me da un beso suave en el cuello, subió a mi oreja y susurró en mi oído:
– Sé que estás despierta chama, sabes eres preciosa y muy caliente, me tienes loco.
Reconocí su voz, era Nelson y olía a limpio, indudablemente se había dado un baño, en ese momento recobré conciencia, tenía semen seco en mi cara, entre mis piernas y nalgas, olía a sudor, me sentía sucia y le pedí apoyo para bañarme.
– Perdón, pero me siento sucia, ¿me ayudarías a darme un baño?
Sonrió y ayudó a levantarme, al otro lado estaba Pablo profundamente dormido, Freddy y Alexis en la otra cama estaban igual, me les quedé viendo, todos tenían un cuerpo atlético y firme, sus vergas antes desafiantes y duras estaban totalmente flácidas, pero aun así tenían un tamaño considerable.
Me acompañó al baño y me senté al inodoro a descargar el semen que todavía tenía en mis agujeros, Nelson sonreía pícaramente al verme, me limpié los restos de semen con papel higiénico y me metí a dar un baño, apenas había abierto la regadera cuando se metió conmigo y empezó a enjabonarme con cuidado, como quien baña a un bebé, me encantaba sentir sus manos sobre mi piel desnuda y empecé a ponerme cachonda, su enorme verga había crecido y estaba morcillona, se miraba imponente, pero estaba tan cansada que no se la toqué, para no despertarla todavía, después me ayudó a enjuagarme y quitarme el jabón, me ayudó a secarme y salimos del baño, en el cuarto ya estaban despiertos Alexis, Pablo y Freddy y se nos quedaron viendo, los primeros rayos de luz entraban por la ventana del cuarto, sentía un poco de hambre y así lo expresé:
– Tengo hambre- dije con un hilo de voz.
– Oyeron a la chamita, mamagüevos, a bañarse y preparar el desayuno, hay que darle de comer y no solamente lechita- ordenó Nelson, y me senté en la cama enredada en la toalla.
Rápidamente se bañaron y se pusieron a preparar el desayuno, ninguno se preocupó por ponerse ropa, era un espectáculo ver esos cuerpos morenos y firmes con esas enormes vergas colgando flácidas y sus pesados huevos balanceándose, todo eso me ponía cachonda y tampoco me vestí.
Comenzamos a desayunar completamente desnudos los cuatro, me halagaban y me decían lo mucho que habían gozado, que había sido la mejor experiencia de sus vidas, todo lo que me decían me ruborizaba y me excitaba.
– Lista para el postre princesa- dijo Nelson acercando su verga, casi erecta a mi cara.
No me hice del rogar y empecé a mamársela, me encantaba la sensación de como se ponía dura en mi boca.
Y si, esa mañana me volvieron a coger entre los cuatro y nuevamente me volvieron a coger entre los cuatro en la tarde.
Llegué a casa al anochecer, me dolía todo el cuerpo y mi coño y culo los tenía hinchados, me ardían, empecé a sentirme culpable y empecé a llorar, al llegar mi novio me encontró llorando y le tuve que contar todo, me abrazó, me comprendió y me perdonó.
Sin embargo, aquí no termina la historia, todavía hay mucho que contar, pero lo dejaré para el siguiente relato.
Me encanta que me escriban y me cuenten sus experiencias y fantasías, me pueden escribir a [email protected].