Mi primo Hilton me apretó contra la pared de su habitación aquella tarde. Él a mí me había gustado desde siempre, pero mi sorpresa fue mayor cuando se inclinó hacia mí y me dijo:—Quiero hacerte mía, sin descanso alguno. Empezó a lamer mi cuello y me entregué por completo a él.
Desde esa tarde, Hilton y yo hacemos amor todos los días.
Hilton tiene novia, una hermosa chica morena de 25 años llamada Marilu que me agrada muchísimo.
Marilu sabe que Hilton y yo tenemos sexo y ella es feliz. Le gusta que su pareja tenga sexo con otras personas. Pero esta vez decidimos hacer algo diferente, juntos tomamos la decisión de hacer un trío con Marilu y ella también aceptó encantada de la vida.
Me dirigí hacia la casa de mi primo Hilton. Él me saludó con un beso en los labios, acompañado de un intenso manoseo en mis nalgas. Cuando entramos a su habitación, pero cuando estaba caminando a su lado, él tenía una mano agarrándome fuertemente mi trasero.
Ingresé al dormitorio y ahí estaba la hermosa Marilu esperando en un pijama muy sensual, era color azul eléctrico con encaje negro, sus nalgas se le salían del pantalón y se le podían distinguir sus pezones, ya que los tenía bien parados, estaba más bella que nunca.
Me acerqué a Marilu y le di un beso en la mejilla.
-¿Cómo estás, hermosa?- le pregunté pasando una de mis manos por su brazo
-Me siento de maravilla por lo que va a suceder.
-Yo igual, va a ser una experiencia maravillosa.
-Y yo me voy a asegurar de que lo sea- dijo Hilton pasándose atrás de mí, quitándome mi pantalón junto con mis bragas e inclinándose para lamber mi culo.
Sentí dos lenguas cálidas recorriéndome al mismo tiempo porque cuando Hilton metió la suya dentro del agujero de mi trasero, Marilu ya había hecho lo suyo quitándome mi blusa y empezó a lamber mis senos, comenzando por mis pezones.
Ya estaba sintiendo sensaciones intensas, con mucha carga de placer que no había sentido nunca, y eso que esto recién comenzaba.
Sentía la lengua de Hilton entrando y saliendo de mi trasero, escupía abundante saliva en la entrada de mi culo y acompañaba el oral anal con unas cuantas nalgadas que eran una más fuerte que otra.
Sentía la lengua de Marilu que chupaba con hambrienta desesperación mis senos, los masajeó por unos minutos y después bajó su mano hasta encontrar mi vagina para empezar a frotarme y meterme sus dedos. Subió con su boca hasta mi cuello y yo, por mi parte, me entregué por completo al placer que la pareja me brindaba.
Hilton dejó de chupar mi trasero y bajo su mano hasta mi entrepierna, encontró la zona de mi vulva y su mano coincidió con la de la bella Marilu. El hermoso hombre me abrió la vagina con sus dedos para que Marilu me pudiera meter dos dedos y él me penetró con dos de los suyos. Ya estaba lo bastante húmeda hasta el punto de que alguno de mis fluidos se derramaban en el suelo.
Tenía cuatro dedos que hacían muy bien su trabajo moviéndose dentro de mi vagina a un ritmo lento y luego rápido para volver a ser lento y así sucesivamente.
Me encantaba que los dos estuvieran masturbándome al mismo tiempo y yo no hacía otra cosa que gemir cada vez más fuerte.
Los dedos de Marilu eran un poco más delicados, pero los de Hilton eran pesados en comparación a los de ella y me los hundía hasta el fondo.
Cuando retiraron sus dedos de mi interior, sentí un vacío enorme y más de mis fluidos salieron en cantidad y ellos tenían los dedos completamente mojados.
Hilton se acercó a su novia y le puso los dedos que antes tenía en mi vulva dentro de su boca e hizo que los chupara, ella hizo esto con total deleite sin despegar la vista de mí.
Después, Hilton vino hacia mí, me tomó fuertemente de la cintura y me dio un apasionado beso como si Marilu no estuviera ahí presente.
Luego él se desnudó y su novia también, quedamos los tres completamente desnudos.
Hilton me levantó agarrándome de las nalgas y yo entrelacé mis piernas en su cintura, me puso suavemente en su cama y siguió besándome.
Dejo de besarme, levanto la vista hacia la chica y antes de penetrarme le dijo: —Mira cómo me voy a follar a mi hembra, cornuda.
Y me penetró con una rudeza inusual, como si quisiera marcar posesión de que yo era su sumisa ideal y que su novia tenía los cuernos bastante grandes.
Marilu miraba la escena que se desarrollaba en sus ojos con mucha lujuria, tenía un brillo especial en sus ojos, le gustaba que su hombre le estuviera dando bien duro a otra mujer que él llamaba su hembra.
Y yo solamente podía dedicarme a disfrutar de las embestidas profundas y fuertes que mi primo me daba en este momento.
Luego de esas descontroladas embestidas, mi vagina me quedó algo dolorida y colorada por la intensidad. Hilton tomó fuertemente de la nuca a su chica y le puso la cabeza en mi vagina, hundió el rostro de ella contra mi vulva con una rudeza que me quedé mirándolo.
Le acaricié suavemente el cabello.
-No la acaricies, hundile su cabeza.
Hice lo que me pidió y ella disfrutó más cuando empecé a ponerme ruda, pues empezó a lamber mi vagina con mucha más velocidad.
Estaba a punto de eyacular en la boca de Marilu, pero Hilton la agarró de la nuca y le dio un apasionado beso.
-Qué rico es tu sabor en la boca de la cornuda- me dijo, posando sus labios en la entrada de mi vulva.
-Correte para mí, mi hembra, mi sumisa- me ordenó y yo hice lo que me pidió.
Mi atractivo y rudo primo me agarró de mi cintura y me penetró mi trasero, hundiéndose adentro de mí con una sola y profunda embestida.
Me empezó a embestir más fuerte hasta que eyaculo, además ya faltaba poco para que soltara todo su semen adentro de mí.
Agarró a su novia del cabello y ella hizo un gemido de total placer y le volvió a hundir su rostro, pero esta vez adentro de mi culo, hizo limpiarme el agujero que estaba lleno de su eyaculación masculina.
Después hicimos lo que a la hermosa Marilu le encantaba, la humillamos entre los dos, todo con su total consentimiento, ella quería y deseaba esto tanto como nosotros.
Oriné en los senos de la chica y luego su novio le hizo abrir la boca para que también mi lluvia dorada fuera hacia allí.
Después él se encargó de atarla y dejarla en una posición con su trasero bien elevado, me dio a mí un látigo negro y yo de mi parte le di unas cuantas nalgadas bien fuertes, con toda mi fuerza, pero la verdadera rudeza fue cuando mi primo tomó el mando del látigo y golpeó las nalgas mucho más fuertes que yo. Sentir los gemidos ahogados de Marilu me excitó muchísimo, claramente sentía un placer enorme, no la dejamos de llamar cornuda en ningún momento.
Luego de que le hicimos todas esas prácticas tan deliciosas y disfrutamos los 3 al mismo tiempo, la hicimos salir del dormitorio. Yo me senté a horcajadas sobre Hilton y él me volvió a clavar su miembro hasta el fondo de mi vagina. Empezamos a movernos y me dio mucho más fuerte que antes para que su novia, la cornuda, escuchara la fiesta que me estaba dando con su hombre, pobre Marilu, con cada gemido y cada embestida sus cuernos le crecían.