A la mañana llegaron los amigos del viejo para culearme, convirtiéndome en la putita de ellos. Por fin el viejo del sex shop Conseguiría lo que tanto anhelaba, convertirme en su putita ganando un poco de dinero, ofreciéndome a sus amigos.
La noche anterior el vecino se fue después de haberme culiado bien culiado junto con el viejo, nos fuimos a dormir, al día siguiente desperté un poco dolorido y cansado, me levanté y fui al baño, ya eran casi las ocho de la mañana, cuando volví al cuarto el viejo seguía acostado. Ven, me dijo, acuéstate aquí a mi lado. Desnudo como estaba me acosté junto a él, nos besamos en la boca, metió su lengua en ella mientras buscaba con sus manos mis pezones, comenzando a pellizcarlos, a la vez que me decía: