Sexo con mi ahijada

Con cincuenta y dos años a cuestas, matrimonio tan solo en lo formal, dos ex parejas y un número no precisado de relaciones de corta duración, la experiencia es la herramienta más valiosa para seguir ganando mujeres.

Cualquiera que haya estado en un hospital alguna vez habrá podido comprobar que más del 85 por ciento de los trabajadores son mujeres, también habrán escuchado mil historias de sexo furtivo, sobre todo en las guardias nocturnas, ni que hablar de los fines de semana.

Leer más

Trío con dos chicas en la calle

En plena calle dos chicas se reían. Yo estaba trabajando y en un descanso pasé por allí y las vi. Se rieron al verme, avergonzadas. Me acerqué a ellas. Les dije: “hola”. Me dijeron: “te hemos visto y estábamos pensando que estás muy bueno”. Una de ellas, colorada y riéndose casi a carcajadas, bajaba la cabeza.

Y me acerqué un poquito más. Sin decir nada más metí mi mano por la parte delantera del pantalón de ella, sin desabrocharle el botón. Buscando su gruta, me topé con su braga. Metí mi mano debajo de su braga y acaricié su felpudo, de pelo duro y suave. Mientras ella ya no estaba colorada. Me miraba. Y la miraba. Alcancé su vulva y comencé a meter mis dedos, notando ya su humedad.

Leer más

Madre e hija me compartieron

El presente testimonio me sucedió por fines de los setenta, en otro contexto económico y social.

Por razones que no vienen al caso mencionar, mis padres estaban preocupados en que consiguiera una mejora laboral, por lo cual decidieron enviarme con unos conocidos, considerando que sería mejor para ellos y favorable para adquirir experiencia en el manejo de los temas de la explotación agropecuaria.

Leer más

En la fiesta de mi hermano

A mi hermano pequeño le hicieron una fiesta de cumpleaños, llegaron todos sus amigos, amigos de la familia y varios tíos y tías, por mi parte solo invite a mi novia de ese tiempo: Mónica.

La fiesta estaba muy divertida para los niños, pero yo no paraba de ver las piernas de mi vieja, llegó con un vestidito floreado que le remarcaba sus tetas, un sujetador blanco, no traía medias y unos zapatos negros de tacón que se le veían super bien, Moni tenía en ese momento 18 años y en verdad que estaba bien rica.

Leer más

Pagando una deuda con mi esposa

El aire en la pequeña sala era denso, cargado con el peso de la desesperación. Marcos se movía de un lado a otro, las manos metidas en los bolsillos, mientras el aliento gélido de la deuda lo sofocaba. Frente a él, Ricardo, un amigo de años, pero hoy un acreedor implacable, sorbía su café con una calma exasperante. La cifra de dinero adeudada era impagable para Marcos. Había agotado todas las opciones, cada puerta se había cerrado de golpe. Y entonces, en un momento de pánico y desesperación, una idea repulsiva y tentadora al mismo tiempo se formó en su mente.

Leer más