Este es un hecho real. Somos un matrimonio en los cuarentas, hemos tenido diversas fantasías pero ninguna la habiamos llevado a cabo.
En cierta ocasión decidimos que mi esposa se vistiera de forma por demás femenina, lo cual hace de maravilla, haciendo que los hombres la vean con ojos de deseo.
Subimos al metro de la ciudad de México que es donde recidimos a una hora en que generalmente va lleno, Laura (mi esposa) al entrar al vagón se colocó dandole la espalda a un hombre como de unos cincuenta años, yo me puse frente a ella.