Hace trece años, a la edad de 37 años, tuve que ingresar en un hospital para ser operado de una hernia inguinal.
Todo el personal sanitario fue muy atento conmigo, pero desde el primer día de mi ingreso noté que una enfermera ponía mucho interés en mí. Para ella había sido un flechazo, amor a primera vista. El hecho de enterarse de que yo tenía pareja, no le hizo desistir de su actitud insinuante. Los flirteos y tonteos hacia mi persona siguieron con todo descaro.