Fueron un conjunto de razones las que llevaron a Lucas a abandonar Madrid y trasladarse a vivir a un pueblo del sur de la provincia de Albacete, en una zona donde se juntan las provincias de Granada, Jaén, Almería y Murcia, en las escribanías de la sierra de Cazorla, cerca del nacimiento del Rio Mundo. Entre estas razones estuvo su prematura prejubilación de la entidad bancaria en la que trabajaba, en el departamento de sistemas informáticos, donde fue sustituido por gente mas joven y mejor preparada. También influyó su separación, que se produjo cuando su entonces esposa se fue al Caribe con unas amigas a una despedida de soltera y nunca volvió, quedándose allí a vivir con un aborigen que le debía meter todo lo que ella necesitaba y mucho más. Al tener a su hijo ya casado y trabajando en Munich, pasaba los días solo en Madrid y no se sentía animado a salir a sus 56 años de caza por los diferentes pubs de la capital. Finalmente, la pandemia fue lo que le indujo a irse a la casa de sus abuelos, para rehabilitarla y pasar allí largas temporadas.