Soy pastor de iglesia desde hace 15 años, soy fan de este sitio desde hace unos meses y confieso que cada día leyendo estas historias reales me emociono más y más. Eso es porque leer es mejor que solo ver porque podemos dejar volar nuestra imaginación. Y hoy quiero contarles algo que sucedió en mi iglesia hace unos años. Como es una historia real, prefiero no revelar nombres o ciudades, ya que podría perder mi trabajo como pastor si alguien se entera de quién soy.
Vamos, todo sucedió hace 5 años cuando una familia de fieles se mudó a mi ciudad. Vivo en el interior de Minas Gerais en un pequeño pueblo con solo 30000 habitantes. Donde todos conocen a todos. Y esta familia la componían el macho alfa, su esposa y su hijita, una hermosa morenita de tan solo 18 años que tenía una cola gigantesca y me volvía loco de lujuria.
Soy un pastor profano, así que de vez en cuando tenía algunos rollos con algunas fieles zorras, las famosas creyentes calientes. Pero nada fue como este caso que les contaré. Bueno, nunca he estado con una chica de 18 años, ya que soy un hombre de 60 años.
Comí rico la rabuda evangélica de 18 años
Y después de unos meses con esta familia asistiendo a mi iglesia, decidí tratar de ver si podía tener algo con esta deliciosa niña. Y como la joven era parte del coro de la iglesia, le dije a sus padres que quería invertir en el talento de la joven porque sentía que su voz era muy prometedora y quería ayudarla en su carrera como cantante.
Así que sus padres permitieron que la joven tomara clases de canto conmigo los fines de semana. Y todo estuvo muy bien planeado porque el fin de semana el sábado mi esposa siempre viaja a visitar a sus padres y la casa es gratis. Luego llegó el día de la primera clase de los jóvenes evangélicos.
Ella vino a mi casa y empezamos a tener clases de canto. Entonces le sugerí que cambiara el micrófono, tiré al piso el que ella estaba usando y le quité el mío, mi enorme tórtola negra y le pedí que cantara. La joven se asustó mucho pero ya era tarde, estaba en mi casa y aún no tenía muchos vecinos para escuchar si gritaba.
Dijo que podía elegir, o dejar que me la follara por lo que fuera mejor para ella o la alimentarían a la fuerza y la lastimaría mucho. Así que la joven tomó la decisión correcta y me dejó hacer todo lo que quería.
Le quité el vestido largo y me volví loco al ver ese cuerpecito flaco todo caliente. Tenía unos bonitos pechos pequeños que mamaba mucho. Y un delicioso coño virgen que tuve el placer de abrir. Eso sí, con mucho cariño y cuidado de no lastimarla demasiado.
Tomé esta delicadeza joven y la estaba besando y chupando por todas partes. Después de deleitarme con ese cuerpecito comencé a meterle todo en el coño. Recuerdo como si fuera hoy que ella estaba gritando suavemente de dolor perdiendo la cabeza de su coño y yo estaba todo emocionado sintiéndolo todo.
Estuve así follando con esta joven durante meses, hasta que sus padres se mudaron de nuevo porque su esposo y cabeza de familia era gerente de banco y siempre estaba viajando y cambiando de ciudad. Hasta el día de hoy extraño ese delicioso coño virgen que me volvía loco.