Siempre supe que María tenía un lado salvaje, pero nunca imaginé que fuera tan salvaje. Al principio de nuestra relación, nunca había tenido sexo salvaje, pero desde que empezamos a salir, descubrí que a mi novia le encantaba.
Siempre quería probar nuevas posturas y formas de practicar sexo. Me enseñó mucho sobre el sexo salvaje y sobre cómo podíamos divertirnos aún más. Ella me animó a soltarme y experimentar las sensaciones que nos da el sexo salvaje.
Uno de mis momentos favoritos con María fue cuando decidimos probar el sexo salvaje por primera vez. Estábamos en el salón viendo una película y empezamos a besarnos. Pronto se nos empezó a caer la ropa y empezamos a explorar nuestros cuerpos.
Ella empezó a besarme y a tocarme de formas que nunca antes había sentido. Me pasó los dedos por todo el cuerpo. Me mordía los labios y me besaba con tanta pasión que me sentía hipnotizado.
Empezó a besarme en la oreja y bajó hasta el cuello. Pasaba la lengua de un lado a otro, volviéndome loco de deseo. Me miraba a los ojos con tal intensidad que todo mi cuerpo temblaba de placer.
Bajó aún más y me pasó la lengua por el pecho y el vientre, haciendo lentos círculos. Estaba tan excitado que empecé a gemir con fuerza. Empezó a provocarme aún más y a pasarme la mano por todo el cuerpo.
Me empujó al sofá y empezó a besarme salvajemente. Se sentó encima de mí y empezó a moverse lentamente, haciéndome sentir toda la excitación de su cuerpo. Se movía con tal intensidad que todo mi cuerpo temblaba de placer.
Estaba tan excitado que empecé a gemir fuerte. Se movía con tanta fuerza que sentí que la cabeza me daba vueltas. Me besó con tanta pasión que no pude controlarme.
Seguía moviendo su cuerpo y besándome, haciéndome sentir todo el placer que proporciona el sexo salvaje. Me miró a los ojos mientras me provocaba aún más, haciéndome gemir y gritar de placer.
Estaba tan cerca del orgasmo que empecé a moverme aún más y a gemir cada vez más fuerte. Me miraba con tal intensidad que me sentí hipnotizada. Aumentó la velocidad, haciéndome sentir todo el placer que nos da el sexo salvaje.
No pude controlarme y me corrí tan fuerte que ella se corrió conmigo. Fue la experiencia más intensa que he vivido nunca. No hay nada como el placer que te da el sexo salvaje.