Unos amigos me invitaron a jugar un partido de futbol, me encontraba algo ocupado, pero como hacía rato no jugaba y quería distraerme, fui con ellos a jugar.
Todo transcurría normal, los dos equipos parejos, íbamos empatando 2-2 y el que perdía debía pagar unas cuantas canastas de cervezas, así que prácticamente jugábamos a tope para no perder. En una de las jugadas, uno de los contrincantes le robó el balón a uno de mi equipo, y venía atacando, yo estaba en la defensa, así que salí directo a chocarlo y me lancé con la pierna, lo que comúnmente en mi país se conoce como “barrer” o “plancha” y el pie se me quedó en un hueco pequeño de la cancha, lo suficiente para generar un esguince de primer grado