Estaba deseando tener un encuentro íntimo con una masajista. Había oído hablar de los servicios eróticos que ofrecen, pero nunca los había probado. Así que decidí que había llegado el momento de aventurarme en esta nueva experiencia.
Fui al lugar que me indicó en nuestro primer contacto y encontré un ambiente acogedor y discreto. Todo en él me hizo relajarme de inmediato.
Mi masajista tenía un aspecto muy atractivo. Llevaba un conjunto que dejaba ver todas las curvas de su cuerpo. Me recibió con una sonrisa y enseguida sentí que estaba en buenas manos.