Ana y Carlos habían planeado una noche relajante en el cine. Decidieron ver una película que les gustaba a ambos, una comedia romántica con toques de sensualidad. Aunque parecía una elección inocente, ambos sabían que la tensión y la atracción siempre estaban presentes entre ellos.
Al entrar a la sala oscura, Ana y Carlos se acomodaron en los asientos del fondo, donde había menos gente. Se dejaron llevar por la magia del cine, pero no podían evitar sentir cómo la tensión sexual aumentaba con cada escena romántica en pantalla.