Compre un enorme consolador negro en un Sex Shop y al llegar a casa tuve con mi mujer le mejor noche de sexo en mucho tiempo.
Era habitual, desde ya hacia muchos meses, que de vez en cuando apareciera en casa con una sorpresa para mi mujer. Dando vueltas por el Sex Shop, se me venia a los labios una sonrisa al recordar la primera vez que se me ocurrió comprarle un juguete a Laura, y el nerviosismo que me asaltaba camino de nuestro domicilio, sin saber si esa noche me esperaba un gran polvo, o una bronca por parte de ella.