Si han seguido mis relatos, sabrán que he enviado otras historias de experiencias vividas con la menor de las hermanas de mi mujer, quien vive con nosotros desde que era niña. Creo que, a estas alturas, es justo ponerle a mi cuñadita un nombre, aunque sea ficticio, por lo que la llamare Jenny. Aquí les narro esta nueva experiencia y aclaro que, como siempre, me apego a los hechos tal como sucedieron, sin adornarlos con exageraciones. Disfrútenlo.
Recordando que la primera vez que dimos rienda suelta a nuestros deseos fue cuando ella tenía apenas 18 años y fui el afortunado en desvirgarla por petición de ella y deseos de ambos. El fin de semana siguiente, cuando nos quedamos nuevamente solos, volvimos a repetir la experiencia pues seguíamos deseándonos mutuamente. Después de esa ocasión, decidimos que debíamos cuidarnos con algún método, pues si continuábamos con esto, el riesgo de que ella resultara embarazada era bastante grande, lo que provocaría un desastre familiar.