El finde fue intenso intenso. El sábado acabé en casa del musculitos de la discoteca que me dio placer, pero a la mañana siguiente, cuando ya desperté en la residencia, volví a pecar. Me desperté casi al medio día. La resi ya estaba empezando a estar medio vacía, muchos se habían ido a sus pueblos o a sus ciudades y yo estaba alargando mi estancia un poco con las ganas de disfrutar el verano.
Me duché, me arreglé. Me quité todas las pruebas de la locura de la noche anterior y parecía que el día iba a ir normal, sin mayores incidencias hasta que al ir a comer me encontré al novio de Carla con la maleta.