Recuerdo aquella primera vez, cuando decidí aceptar su propuesta de hacerme el amor anal. Me encontraba realmente asustada aunque confiaba en que él me trataría con mucho cariño y cuidado. Realmente fue una experiencia muy placentera aunque creo que por ser la primera vez, no fue mejor que las cogidas vaginales y mamadas que por tanto tiempo hemos practicado.
Aquel viernes, como a las 4pm nos fuimos al motel. Entramos e iniciamos con un juego de caricias muy cargadas de erotismo, como siempre lo hemos hecho; luego los besos apasionados, muy húmedos, comenzaron a templarme; mis pezones empezaron a ponerse duros; mis pechos, se preparaban para la mamada fabulosa que siempre me pega antes de cogerme. Tenía bien dura la polla, la podía sentir rozando mi concha aunque estábamos aun con la ropa puesta.