Folle con mi suegra, eso fue lo que sucedió aquella noche. No había nada que me impidiera hacerlo, y creo que fue el destino el que nos puso juntos esa noche.
Hacía tiempo que mi suegra había estado en mi mente. Siempre tenía presente mi atracción por ella, pero nunca había actuado en consecuencia. Ella era una mujer madura, con un cuerpo impresionante y yo, un hombre joven, que no podía resistirme a sus encantos.
Aquella noche, cuando mi suegra entró en mi habitación, todo cambió. Me sentí instantáneamente excitado, y la deseaba como nunca antes. Habíamos estado hablando un rato y, cuando menos me lo esperaba, se acercó a mí y me besó. Sus labios eran cálidos y suaves, y su lengua se deslizó por mi boca.