Noche de perversión anal

Eran las diez de la noche y Rodolfo estaba desnudo esperándome tendido en una cama redonda de un hotel tres estrellas de una zona muy tranquila de la ciudad, con escaso ruido, iluminación tenue con lámparas pequeñas, música de los años setenta que me hacía recordar aquellas películas de Ron Jeremy, actor de ese cine porno memorable, el primer pene del cual me enamoré; también había un buen aroma, una fragancia muy agradable. Yo estaba mirándolo a escondidas desde la puerta entreabierta del baño, estaba preparándome, dándome los últimos retoques para que me haga suya en el ring de las cuatro perillas.

Mi culito estaba bien depilado y muy perfumado, sentía mis nalgas bien suaves y firmes, grandes y redondas, siempre fui culona y eso me encantaba, es parte de mis rasgos naturales. Ahí estaba yo, una travesti veinteañera aún sin concluir el entrenamiento anal en el cual estaba muy comprometida para ser toda una sissy entregada al sexo. Pero decidida a ser perforada aquella noche por ese gladiador enorme de pene grueso y venoso, se me hacía agua la boca y el ano de sólo imaginarlo montándome duro. Ya tenía que salir, no podía esperar más, estaba lista, mis piernas me temblaban un poco. Mi babydoll rojo, mis labios muy bien pintados, mis ojos delineados con pestañas largas, mucha sombra en los párpados, hilo dental en el culo, ligas rojas de encaje en muslos y brazos, aretes dorados largos, un collar dorado con una medalla que decía “Fuck my Ass” y tacos aguja negros, todo era parte de mi arsenal de seducción para aquella noche maravillosa de primavera.

Di aquel paso decisivo y final, salí del baño muy sensual y perfumada, mi macho al abrir mi culito sólo sentiría olor a rosas silvestres, al besar mis labios sentiría menta, mi cuello y brazos a fragancia de Carolina Herrera, mis piernas y mis pies con las uñitas bien pintadas de carmesí a aromas cítricos, estaba muy cuidadosamente perfumadita. Coloqué en mi micropene también una liguita de encaje muy pequeña de color rosa y trataría de que no se erecte para nada, estaba decidida a que el placer fuera sólo anal aquella noche. Si llegaba al clímax tendría que ser por el culo, ese era mi objetivo.

Me acerqué a Rodolfo, él reaccionó bastante bien, lo noté en sus ojos, saltó de la cama al verme y me dijo ¡Wow! qué linda estás Milka, ven aquí preciosa y me nalgueó, noté que su pene se paró de inmediato, en minutos más ya estaba emanando líquido preseminal, fue lindo verlo así. Me dijo cosas ricas al oído, cosas que siempre soñé que me digan, fue muy tierno, recuerdo algo de eso, algo como, nena que hermoso cuerpo, me encanta que seas así de culoncita y que rico hueles, y ese clítoris tan pequeñito que tienes, esas bolitas casi ni se ven, eres toda una nena, oh Dios mío esos pezones que ricos!!!, ven aquí para chuparlos.

Fue ahí cuando comenzó a llevarme a la gloria, primero me chupó intensamente ambos pezones, me frotaba uno y luego me chupaba el otro y viceversa, fue delicioso. Después me dio un beso francés de película con lengua obvio, y procedió a hacer a un lado mi hilo dental del culo, que tenía bien metido entre mis nalgas, y buscar con su dedo medio mi agujerito, lo introdujo suavemente y hurgó dentro de mí como buscando algo, (¡¡¡felizmente no encontró nada!!! Jijiji) después me lo sacó y me lo metió a la boca para que lo chupe, después me besó y así me tuvo un buen rato, estaba excitándome mucho, ya estaba goteando de la calentura que me provocaba, y me encantaba sentir el sabor de mi recto.

Pasamos un largo momento de morbo, me llegó a meter hasta dos de sus dedos, y eran gruesos, sentí que estaba bien dilatada ya, le susurré papacito quiero pinga por el culo por favor, necesito que me perfores, abre mi cuevita, dámela toda por favor. ¡No se diga más! Me dijo y me desnudó entera, sólo me quedé con mis tacos puestos, me tiró a la cama y me pidió que le chupe un poco el pene. En realidad, era bien grande y grueso, el glande estaba brillante y goteando, se lo succioné todo por un rato, lo miraba a los ojos con cara de zorra y le decía que rico está y chupé y chupé ese fierro caliente hasta que esté al máximo, me tragué un montón de su líquido preseminal, el cual estaba exquisito, me gusta mucho.

Rodo me puso en cuatro y comenzó a chuparme el ano, fue muy rico sentir su lengua, ufff ya estás abierta lindura, procedo a metértela de una vez mejor, toma!!! Ahhh! Ufff nooo ayyy me duele papi!!! Aaaaah! Ay que rico, así dame, dame más, quiero más pinga hasta el fondo, métela toda, mi ano quiere más así así, me dio una embestida que me hizo ver estrellas y luego la gloria, fue una penetración profunda, así me encanta, me hizo suya. Comenzó a darme duro en varias poses, en cuatro, al hombro, contra la pared, me estuvo bombeando duro, yo también lo cabalgué bastante, me encantaba verme en el espejo de la habitación cómo me penetraba, literalmente mi ano se estaba comiendo esa verga, era una penetración perfecta, un mete y saca terrible, sus huevos rebotaban duro y mi pinguita goteaba bastante pero sin erección, lo estaba logrando, el placer anal era muy intenso y estaba a punto de llegar al tan añorado orgasmo anal que quería. Rodo me estuvo culeando salvajemente como un par de horas en varias poses, el ano ya lo tenía bien abierto, lo notaba, además sonaba riquísimo, se notaba que ya estaba al máximo, me estaba desfondando.

Me puso de cabeza con el culo levantado y con mis piernas arriba, me dio una taladrada final que finalmente me hizo sentir riquísimo, era una mezcla de querer hacer pis y caca a la vez y no me pude contener, sentí que el pene de Rodolfo entró como más al fondo y me tocó algo en mi interior que mi hizo eyacular de inmediato, mi pinguita de travesti se puso semi erecta pero literalmente me escupió tres chorros de leche directamente en mi cara, el tercero me cayó en mi boquita porque reaccioné gritando y abrí la boca justo en ese momento, mi anito comenzó a tener contracciones porque Rodo gritó de placer ¡Ay zorrita que ricooo, qué hace este culo tuyo mi amor, me está tragando el peneee aaah! Comenzó a bombear más duro y lo sacó, comenzó a frotárselo para acabar y me hizo arrodillar para recibir toda su carga en la boca. Me reincorporé y le dije ¡Dame papi, dámela toda en la boca ahhhh!, la quiero toda, caliente y espesa, así la quie… Arggg ñamiii ahhh uff, aaaargh! Uf me la dio toda, pero le salió bastante, tuve que escupir un poquito, siempre mirándolo a los ojos como toda una perra que soy, fue delicioso.

Pasamos la noche juntitos, la habitación olía a semen, tuvimos que abrir la ventana. Me veía en el espejo y el culo me quedó bastante adolorido, observaba un agujero negro profundo, al parecer me bombeó bastante mi macho aquella noche, estuve como dos días sin poder sentarme. Antes de dormir le chupé nuevamente ese pene hermoso para dejarlo bien limpio sin nada de leche, hasta que perdió erección y nos quedamos dormidos. En la madrugada nuevamente me sodomizó así toda adolorida, mi ano estaba ya irritado pero la excitación pudo más y esta vez me llenó de leche abundante, fue muy rico ver salir ese néctar lentamente de mi agujero de placer.

Temprano nos duchamos, Rodolfo se fue a trabajar fuera de la ciudad y yo me quedé viendo televisión por un par de horas más, recuerdo aquella noche como si fuera ayer, fue mi primer orgasmo 100% anal. Comenzaba a evolucionar mi condición de travesti, ya no había vuelta atrás, se dibujó una sonrisa en mi rostro aquella mañana recordando lo sucedido y en mi culo se dibujó una rayita un poco más grande, mi asspussy estaba creciendo, fui sodomizada riquísimo y me gustó mucho. Simplemente hizo que aumente mi apetito anal, cada vez se volvía más intenso.

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