Cuando vine a Bogotá a estudiar, viví en casa de mi hermano quien tenía una mujercita muy interesante, pues mi cuñadita Mary tenía unas téticas bien paraditas con unos pezones super, lo que más me gustaba de ella era su culo, ¡que trasero ah!, redondito, paradito como para morderlo; además se le notaba un chocho super hermoso como para comérselo.
Una noche me despertaron unos ruidos y salí de mi alcoba a mirar que sucedía, pase por la alcoba de mi hermano y escuche jadeos, como la puerta estaba entreabierta yo me atreví a mirar hacia el interior y observe la luz sobre la mesa de noche estaba encendida, mi cuñada estaba en cuatro y mi hermano de la estaba follando fuertemente.