Por cuestiones de trabajo tuve que viajar a Alvarado, una ciudad cercana a Veracruz. Hubo un evento y yo fui auxiliar en una oficina que organizaba festejos. Como en ese evento sería una especie de edecan decidí viajar con una falda corta, azul marina y de vuelo. Una blusa blanca de tirantes y unas zapatillas que me provocaron mucho cansancio pues estuve de pie como tres horas.
Se hizo de noche y tuve que ir a la terminal de autobuses. Eran las 8:30 de la noche y el autobús iba llenísimo, no cabía nadie más y para colmo, tuve que ir de pie. Yo tenía 18 años y pues tuve que aguantar ir de pie. Sería un viaje de una hora más o menos. Ya en carretera, sentí que alguien se acomodó detrás de mí. Apenas de reojo me d cuenta que era un señor de unos 50 años que se amoldó perfectamente a mí pues no era alto. Con el vaivén del viaje sentí como su pito se fue poniendo duro y me lo repegaba mucho. Zorra como era y soy, decidí disfrutar el momento, aunque pensé que en algún momento se bajaría en alguna parada intermedia.