Jueves 8 de agosto de 2024, 23:09, la noche estaba helada y la lluvia seguía cayendo fina e incesante. Salí de la universidad puteando en voz baja.
Tenía el jean y el suéter húmedos, y ni hablar del pelo, que ya empezaba a pegarse en los costados de mi cara. Me senté bajo un techito y abrí Uber.