Todo empezó cuando decidí probar una orgía con travestis. Nunca lo había hecho y tenía muchas ganas de ver qué pasaba. No sabía qué esperar, pero estaba dispuesto a probar.
Al llegar al local, me encontré con unas bellezas transexuales, todas muy guapas y sexys. No podía creer lo que estaba pasando, estaba en un lugar en el que nunca había estado y estaba dispuesto a divertirme.
Las travestis eran muy amables y acogedoras, me sentí muy cómoda y relajada. Me invitaron a pasar a la habitación donde se celebraba la orgía y me hicieron sentir muy bienvenida.
Una vez dentro de la habitación, nos dirigieron a todos a un gran colchón en el centro de la habitación. Empezamos a besarnos y abrazarnos, experimentando cada uno de los cuerpos calientes y sudorosos que allí se encontraban. Nuestros movimientos eran intensos y nuestros gemidos sonoros.
Comencé a explorar a cada travesti con mis manos y mi boca, sintiendo el calor de sus cuerpos. Me sentía increíblemente excitada y locamente cachonda. Todos se divertían y pasaban tiempo juntos.
Los travestis tenían mucha experiencia y me dieron muchas satisfacciones. Me enseñaron mucho sobre sexo y me mostraron nuevas posturas que nunca había probado. Era como estar en un paraíso de placer.
Todos estábamos muy calientes y cachondos, y yo estaba listo para algo aún más intenso. Una travesti empezó a chupármela y me dejó alucinado. Sabía exactamente lo que hacía y me llevó al éxtasis muchas veces.
Me sentía tan bien que quería que la noche no acabara nunca. Quería sentir el calor de sus cuerpos y el placer que me estaban dando. Estaba muy cachonda y quería más y más.
Tras horas de intenso placer, por fin llegamos al clímax. Todos estábamos sudorosos y cansados, pero muy satisfechos con la experiencia única que habíamos vivido.
Nunca había vivido algo así, y aquella orgía de travestis fue definitivamente inolvidable. Fue una de las mejores noches de mi vida y nunca la olvidaré.