Hola mi nombre es Nina, soy una chica con unos senos normales soy copa 34 B, tengo una cintura muy pequeña y grandes caderas eso se lo debo a la herencia genética de mi madre, empezaré contándoles que cuando tenía 18 años, me empezó una fascinación, por masturbarme, ya que nunca había tenido relaciones hasta ahora, lo hacía casi todos los días, bueno para que entiendan un poco mi vida les diré que vivo con mi papá y mis dos hermanos mayores que son gemelos ellos tienen 20 años y papá tiene 38 años mamá se separó de papá y se casó ya hace 6 años, mi padre es un hombre muy joven y no dudo de que encuentre el amor de nuevo.
Pero continuando con la historia, como soy la pequeña de la casa, mi padre amplio mi cuarto y tomo el estudio y ahí me hizo un vestidor, lugar que yo utilizó para masturbarme, me gusta hacerlo frente a la ventana, no sé si es el morbo o quizás el que sabía que la casa de al lado estaba vacía, pero una noche de tantas y mientras utilizaba un masajeador de clítoris y me masturbaba totalmente desnuda y con las piernas muy abiertas pues las tenía en los descansa brazos de la silla de mi escritorio.
la luz de la casa de al lado fue encendida más exactamente la luz del estudio y fue ahí donde vi al que parecía mi vecino un chico como de unos veintitantos, de tez negra con su gran verga, masturbándose con el mismo ímpetu que yo y en lugar de suspender lo que estaba haciendo por qué el momento me tomo por sorpresa, seguí, abriéndome más de piernas y mostrándole mi vagina y mis fluidos en todo su esplendor.
Esa noche me vine una y otra vez, quería tener esa verga en mi vagina mis amigas me han dicho que una buena verga es la gloria. Mi mente se puso en blanco y podía imaginar la cara de zorra que tenía en ese momento, era demasiado el placer que sentía y el hecho de ser observada por el vecino me encendía más.
Así seguí toda la semana restante masturbándome a la misma hora y en el mismo lugar y mi vecino que hasta ahora ni su Nombre sabía hacia lo mismo, me acompañaba en esa lujuriosa tarea desde la distancia.
Un día sin que lo esperara y como era costumbre todos en mi casa cena vamos juntos y mientras los chicos alistaban la mesa el timbre nos interrumpió y mi padre anuncio que la visita había llegado, los gemelos entendieron pero yo ni sabía que seríamos visitados. Pero en el momento en que abrí la puerta y con solo ver a una de las personas que tenía de frente mojé mi panty.
– Hola nena soy Miriam tu vecina y él es mi esposo Esteban, tu papá nos invitó a cenar hoy, sabes yo trabajo en la oficina con tu padre.
Solo pude decir un hola y bienvenidos soy Nina.
Papá salió y saludo a la pareja con mucha cordialidad, Miriam era una chica blanca y rubia de cabello corto y ojos verdes, contrastaba muy bien con su esposo que es un guapo negro alto y bastante fornido. Mientras tanto los gemelos y yo nos veíamos, papá era muy amigo de la pareja.
Ya en la mesa papá empezó a contarnos que el había ayudado para que Míriam y su esposo comprarán la casa de al lado, también supe que Esteban es escritor y trabaja desde casa y que se habían mudado hace un mes.
-Si Esteban trabaja mucho en su nuevo libro, no sale del estudio, él es un hombre muy juicioso. Dijo Miriam
-A propósito cuántos años tienen ustedes -le pregunté yo a Miriam.
– Yo tengo 27 y Miriam tiene 25.
-Ellos están casados hace tres años, se podría decir que están en plena luna de miel. Continuo papá diciendo.
Al sentarnos en la mesa me tocó al lado de Esteban y quizás la cena transcurría con normalidad hasta que vi su verga afuera se estaba masturbando ahí en la mesa y yo no pude evitarlo y mandé la mano y lo tome, se sentía grande y gruesa, venosa y si me preguntan se veía exquisita, estuvimos así por un largo momento hasta que se vino en mi mano, acto seguido me saboreé mis dedos con disimuló y me disculpé recogí mi plato y me fui a mi habitación, con la excusa de que tenía mucha tarea.
Esa noche al igual que todas nos masturbamos a la distancia.
Al día siguiente papá, me anunciaba que él y varias personas de la oficina se irían a un viaje de negocios y que el era el jefe de proyecto, me ofreció ir a casa de mamá para pasar con ella esos cuatro días, ya que los gemelos tenían planes con sus novias.
– Papá por mi no te preocupes yo me quedo aquí en casa, además tengo que entregar varios trabajos de la prepa.
– Ok, hija ya sabes si necesitas algo me llamas, en tu cuenta te puse dinero y hay comida de sobra y si algo llamas a tus hermanos van a estar a una hora de aquí en casa de las chicas. Estamos.
– Si ya entendí, papito. Portarte bien y espero que el proyecto sea un éxito.
Todo marchaba bien esa noche tenía la seción de todas las noches así que me duche y salí en bata para empezar la función de siempre. Pero me interrumpió el toque de la puerta. Al salir abrir la puerta no había nadie y pensé que me estaban haciendo una broma, pero en realidad, no eran esa puerta la que tocaban si no la de la parte trasera, la que da a la cocina.
Al abrirla Esteban me beso como nunca antes alguien me hubiera besado, al terminar el beso me susurro al oído, te voy a romper esa vagina hoy pequeña zorra. Yo no supe quedé decir, no niego que me descolocó el pequeña zorra no me esperaba es adjetivo, pero con solo ver esa cara de lujuria de Esteban me calenté así que no le di importancia y solo pude articular un SI.
Me quito la bata de un solo movimiento y sin esperarlo me subió a la encimera de la cocina.
– abre la piernas pequeña zorra, está noche te voy romper tu vagina y tú culo, serán todos míos hoy.
Yo abrí las piernas muy obediente, tenía ansias y solo le pude decir, que nunca había estado con Nadie, a lo que el respondió, lo siento pero no seré delicado.
Me empezó a lamer la vagina de arriba abajo, lamiendo de apoco mis labios menores y a su vez el clítoris, se sentía tan rico que solo eso salía de mi boca. Rico… si… que ricooo… rico… rico
Cuando yo llegue al clímax y me vine en su boca el lamió y limpio todo muy bien.
– Ahora te toca a ti pequeña zorra. Chúpame la verga.
Así lo hice aún con mis piernas temblorosas me baje de la encimera y me arrodille frente a él.
Cuando baje su pantalón junto a su bóxer, salió esa verga disparada apuntando a mi cara, me resultó más grande de lo que la recordaba y aunque al principio no podía meterla casi nada a mi boca la excitación y la saliva fueron ayudando.
La empecé a chupar y a lamer como si del mejor helado se tratará y siento que lo hacía bien por qué Esteban me pedía que no parará de chupársela.
En un momento Esteban me tomo de los hombre me puso de pie y me besó y me dijo ordenó colocarme de nuevo en la encimera.
Me abrió de piernas, escupió en mi vagina y en su verga y me penetró, si reparó fue tan doloroso que solo pude gritar pero, Esteban ahogó mis gritos con apasionados besos, después de un rato yo ya no sentía dolor, lo que sentía era un placer inmenso.
Tanto que le pedía me diera más y más. Esteban me llevo a la sala y me puso frente al espejo de la misma para que yo me pudiera ver, pues el decía que tenía la cara de la puta más satisfecha que el hubiera visto y la verdad era muy cierto, esa posición en la que el me tenía incrustada mi espalda daba contra si pecho y yo quedaba totalmente abierta ante el espejo y solo observaba como su gran verga, me abría la vagina al entrar y salir, Esteban me susurraba» así te la quería meter pequeña zorra, no sabes las noches que deseé romperte está rica y apretada vagina y el saber que soy el primero me llena más de regocijo» me acomodo en muchas posiciones diferentes y me embistió de manera salvaje y sin contemplación, no supe cuántas veces me vine, solo sabía que ese hombre me estaba llevando a la locura, salí de mis pensamientos cunado Esteban que era hora de romperme el culo.
Y salió para la cocina, trajo sus pantalones y de el saco un frasco que decía “Lubricante y Dilatador”. Yo aún estaba procesando, sabía que me dolería, pero también intuía que me gustaría, pues varias compañeras me decían que ellas amaban el sexo anal. Así que deseaba vivir esa experiencia. Esteban me puso en cuatro y bajo hasta mi ano y empezó a lubricarlo con su lengua, eso se sentía delicioso, después de un tiempo de lamer mi vagina y mi ano, se lo aplicó el lubricante en su mano y empezó a meterme primero un dedo, luego dos, después tres.
Eso dedos entraban y salían de mi ano con mucha facilidad y aunque al comiendo fue incómodo, el continuo haciendo bien su labor pues sabía que si verga me partiría aún más si no me preparaba bien. Cuando sintió que estaba lista ubicó su gran glande en mi entrada y fue haciendo presión en mi ano y de una fuerte embestida me dejó ir esa gran verga hasta el fondo. Mis lágrimas salieron y el simplemente me decía. Tranquila mi pequeña puta, vas a ver después de que te acostumbres me vas a pedir que te la meta siempre por tu rico culo, después de estar un rato sin moverse, empezó con un Vaivén y lo que era dolor se convirtió en placer yo estaba experimentando algo sublime, por el espejo veía como esa gran verga entraba y salía, se veía fabuloso ver cómo mi culo se la tragaba.
Estuvimos teniendo sexo duro por varias horas. Después de esa sesión de sexo Esteban se fue de mi casa y yo quedé con la vagina y el culo reventados pero feliz.
Espero les haya gustado mi historia, me encantaría leer sus comentarios.