Como algunos sabréis soy muy joven, actualmente tengo 20 años, pero cuando sucedió esto tenía 18, bien pues hoy leeréis como follé con una milf que casi me duplicaba la edad.
Esto pasó una noche de fiesta en una discoteca, yo y mi grupo de amigas habíamos decidido ir a una discoteca en la que permitían pasar tanto a jóvenes como a los más adultos. Todo iba bien en la noche, no había pasado nada raro. Una amiga me pidió que fuese a por un cubata para ella y que el siguiente día me lo pagaría, yo accedí. Ya en la barra esperando a que me lo preparasen, una mujer que tenía al lado me dijo sin aviso alguno «¿tú no eres muy joven para estar aquí?».
Era una mujer rubia, ojos marrones claros, con un piercing en la nariz y con unos labios gruesos, llevaba un vestido negro que le tapaba el culo de milagro (casi igual que el mio he de decir), lo más llamativo de ella era su gran escote decorado con un colgante que se dejaba caer entre sus tetas con una cruz de oro. Ella me miraba con una sonrisita en su cara y al igual que yo a ella, me miró de abajo a arriba como analizando mi cuerpo.
-He venido con unas amigas a pasar la noche, queríamos probar a ver qué tal.
-Ya veo, normalmente viene gente de treinta o cuarenta años, tu pareces muy joven.
-Tengo 18 años, ¿y usted?
-34, aunque no me digas «usted» que ya me haces sentir vieja jajajjaja. Llámame Sandra.
-Pues a mi me parecías más joven.
-¿Eso es un piropo?
-Puede ser jajaja. Yo me llamo Mónica.
-Encantada Mónica.
-Igualmente.
-¿Tienes pensado liarte con alguien de aquí?
-La verdad es que no -dije sorprendida por esa pregunta tan atrevida y repentina-.
-Normal, aquí todos los tíos parecen tener más años de los que dicen tener. También te digo que soy lesbiana y muy pocas chicas me convencen la verdad.
-Si te soy sincera tienes razón, algunos nos miraban y la verdad no me agradan. Yo soy bisexual por cierto.
-¿Ah sí? ¿Has tenido relaciones con chicas también?
-Bastantes jajaja.
-Normal, con ese cuerpazo qué chica no se resistiría -me dijo mirando de nuevo mi cuerpo-.
-¿Tú tienes pensado liarte con alguien? -dije sonriente-.
-Pues quizás sí, pero según lo que surja.
El cubata ya me lo habían preparado y yo tenía que volver con mi grupo. Me despedí de Sandra pero antes de irme nos compartimos nuestros instagrams.
El resto de la noche no pude pensar en otra cosa que no fuera en ella, me tenía calada y obsesionada, su voz, su cuerpo, su forma de hablar ya que hablaba suavemente y de una forma muy cálida que me atraía. Yo la busqué con la mirada y la encontré junto a lo que supongo que era su grupo de amigas, y por azares del destino ella también me miró, estuvimos cruzando miradas continuamente e intercambiando sonrisas, le miraba los labios, el culo y las tetas, imaginándome como sería tener su cuerpo pegado al mío, y estoy al cien por cien segura que ella también me miraba el cuerpo, por eso realizaba movimientos sensuales mientras mantenía mi mirada en ella, cosa que ella también hacía: se tocaba por encima del vestido, rozaba su escote con sus uñas, movía sus caderas, hacía twerk con su culo mirando hacia mi, me estaba volviendo loca.
Tras un buen tiempo así, jugueteando desde la distancia y contándolo a mis amigas, ella me hizo señas, dándome a entender que fuésemos al baño, tras comunicárselo a mis chicas, eso hice. Llegué al baño, entré y ahí estaba ella, mirándose al espejo.
Volteó su mirada hacia mi, yo me quedé mirándola, ella sonrió, nos acercamos y empezamos a compartir besos tímidos sin mediar palabra, puse mis manos sobre sus caderas mientras ella pasaba las suyas sobre mi culo, apretándolo y agitándolo. Para no ser pilladas in fraganti, entramos a uno de los baños cerrando la puerta, ella se sentó y yo me puse encima de ella para seguir besándonos y semidesnudarnos: Sandra me levantó la falta de mi vestido dejando mi culo al aire y al tacto de sus dedos, yo en respuesta dejé sus pechos al descubiertos dejando a la vista sus dos grandes tetas que se dejaban caer con firmeza, elegancia y que además presumían de tener unas areolas grandes alrededor de sus pezones los cuales también tenían piercings.
Tras largos besos húmedos fui a comerle los senos, aún con el sabor ferroso de sus piercings, lamerle, chuparle y comerle las tetas fue delicioso, ella por su parte dejó mis pechos al descubierto, los cuales dejaron caerse mostrando unos pezones rosaditos pequeños pero firmes por la excitación del momento. Acercó su boca a mis tetas y empezó a chupetearlas.
-Son tan grandes como las mías.
Dijo ella haciendo referencia a nuestro par de tetas. Mientras me las comía yo movía mis caderas frotando mi cuerpo contra el suyo mientras soltaba ligeros suspiros. Yo quería tener sexo con ella esa misma noche. Tras un buen rato así, acordamos en ir a su casa a terminar lo que habíamos empezado. Se lo dije a mis amigas obviamente y luego salimos a su casa, pillamos un Uber que ella misma pagó, las dos íbamos detrás, la miraba y no me creía que iba a tener sexo con una mujer tan madura y elegante como lo era ella y tampoco podía aguantarme las ganas pero tenía que comportarme, el viaje se me hizo largo hasta que conseguimos llegar a su portal.
Subimos las escaleras y nada más entrar a su morada nos empezamos a besar de nuevo, empujando mis labios y mi cuerpo contra la pared, nos quitamos los tacones, los vestidos y los tangas que ambas llevábamos, quedándonos totalmente desnudas en mitad del pasillo de la entrada. Nos besábamos, gemíamos, frotábamos nuestros cuerpos, nos agarrábamos del culo y las tetas.
Ella comenzó a bajar su cabeza desde mis labios superiores hasta los inferiores besando y lamiendo el cuello, las tetas, mi vientre, mi ombligo hasta finalmente llegar a mi vulva, la cual besó y comenzó a lamer suavemente aumentando el ritmo poco a poco, ella en rodillas y yo de pie apoyada de espaldas en la pared, le agarré la cabeza y empujé su cara contra mi coño el cual empecé a mover poco a poco inconscientemente.
También comenzó a meterme uno de sus dedos para masturbarme a la vez que me lamía el clítoris a gran velocidad, nunca antes había sentido una lengua tan rápida moverse sobre mi clítoris, bajaba la mirada para observar como me comía el coño para luego volver la cabeza hacia arriba por el placer que me estaba dando. Escupió en mi coño, se levantó para volver a besarme mientras me masturbaba con una de sus manos, yo me limité a agarrar su culo y gemir diciendo «si, si» mientras la miraba, estaba llegando al éxtasis, las piernas me empezaron a agitar y tuve el esperado orgasmo acompañado de un squirting que empapó el suelo entero y mis piernas a la vez que soltaba un ruidoso gemido.
Nos besamos de nuevo para luego ir a su habitación, tumbarnos y seguir besándonos. Yo tomé iniciativa y fui directa a su coño para empezar a lamerlo y juguetear pasando la punta de mi lengua por sus labios, metiendo poco a poco mis dedos a la vez que lamía su clítoris, de la misma forma que hizo ella conmigo, quise ponerlo en práctica. Sus gemidos y jadeos con su cálida voz me prendían y me animaban a intensificar mi masturbación hacia ella, me levanté y metí mis dos dedos dentro de ella para masturbarla mejor y con la otra mano jugueteaba con unas de sus tetas que rebotaba al mínimo movimiento que su cuerpo hacía. Tras un buen rato dedeándola el coño conseguí que ella alcanzase su orgasmo soltando un tímido chorro que empapó mi mano entera, la cual acerqué a mi boca para saborear sus fluidos, luego se lo acerqué a ella para que lamiese mis dedos mojados.
Mi mujer se re incorporó, cruzamos nuestras piernas poniendo nuestros coños enfrentados, empezamos a frotarnos lentamente mirándonos la una a la otra, sus pechos rebotaban mucho al igual que los mios, sus ojos me miraban fijamente mientras su largo y rubio pelo se meneaba al ritmo se nuestros empujones y su boca rodeada de sus carnosos labios me deleitaba con sus gemidos y jadeos.
Poco a poco fuimos aumentando nuestro ritmo hasta hacer la cama sonar y mover exageradamente, yo no pensaba en nada más que sentir el orgasmo acercarse pero debía resistir hasta que ella desistiese primero, por suerte ella se estaba rindiendo, entre los empujones ella terminó tumbada en la cama y yo sobre ella aún frotando mis labios contra los suyos hasta que por fin Sandra tuvo su orgasmo, dejando empapado con sus fluidos mi coñito. Me puse encima se ella y la besé, rozando nuestras tetas y gran parte de nuestros cuerpos húmedos por el sudor, no podía parar de besarla y sentir sus gruesos labios que me tenían hechizada.
Después de ese gran descanso ella me preguntó si quería hacerlo con juguetes, cosa a lo que yo accedí encantada. Sandra se levantó, abrió uno de los cajones de su mesilla de noche y me enseñó dos dildos dándome a elegir uno de ellos: uno era morado, parecía más elástico que el otro que era más grande, grueso y de color negro, yo le propuse que usase los dos y que me los metiese a la vez por el culo y el coño, a lo que reaccionó sorprendida y a la vez impaciente por metérmelos.
-Ponte en cuatro cielo.
Yo obedecí, ella dejó caer lubricante en mi ano que se fue deslizando hasta mi coño que ya de por sí estaba mojado, pasó sus dedos sobre mi ano masajeándolo, acariciándolo y lamiéndolo.
-¿Cual quieres que te meta por el culo?
-El más grande -Dije mirándola sonriente-.
Primero me metió el morado por el coño, empezó a penetrarme suavemente y luego me fue metiendo el dildo más grueso, sentir cómo se iba metiendo poco a poco y abriendo mi culo a la vez que tenía otro dildo en mi coño me hizo sentir en otro mundo, ya al metérmelas enteras por mis dos agujeros ella empezó a penetrarme reiteradamente con ambos juguetes aumentando poco a poco la velocidad, yo me agarraba a la cama y gemía tanto del placer como del ligero dolor que sentía cuando el dildo penetraba completamente mi culo.
Tanto mi culo como mi vagina dejaban que ambos juguetes se deslizasen sin fricción alguna, Sandra empezó también a azotarme las nalgas, cosa que yo recibí con agrado y excitación, a cada nalgada yo respondía con un «más fuerte» que ella obedecía encantada. Incluso podía sentir los dos juguetes rozándose entre ellos dentro de mi. Yo chillaba, jadeaba, gemía y quejaba, todo en uno, hasta que tuve un squirting y el pertinente orgasmo que me dejó totalmente debilitada y tirada en la cama.
Me giré sobre mi misma para tumbarme boca arriba con la cabeza apoyada en una de las almohadas, Sandra dejó los juguetes en la mesilla, se puso encima de mi, yo agarré sus dos tetas para jugar con ellas y toquetearlas, ella me empezó a besar de nuevo pero esta vez muy suavemente, tenía su cuerpo completamente encima del mío, yo la toqueteaba donde podía: las tetas, el pelo, el culo… Luego nos separamos y nos tumbamos a la par pero pegadas una a la otra y nos dormimos.
A la mañana siguiente me desperté con ella aún dormida, su cuerpo, su cabello, sus grandes pechos con los pezones perforados eran perfectos. Aun estando ella dormida la besé mientras toqueteaba una de sus tetas, Sandra se empezó a despertar y a besarme también mientras me daba los buenos días.
-¿Qué tal has dormido?
Me preguntaba ella mirándome con sus ojos claros y su sonrisita.
-Muy bien, he estado muy cómoda.
-Has sido de las mejores noches que he tenido con nadie -me decía antes de plantarme otro beso- Sabes que puedes venir a mi piso cuando quieras, esta es tu segunda casa cariño.
-Te lo agradezco mucho Sandra, no sabes cuanto disfruté la noche anterior.
-¿Te duele el culo? -al decirlo agarró una de mis nalgas agitándola
-Un poco pero mereció la pena jajaja.
-Que atrevida jajaja. ¿Nos duchamos?
-Si venga.
Tras la ducha y un desayuno rápido, Sandra me dejó en casa de mi amiga, concluyendo así esta maravillosa experiencia. Para los más cotillas, sí, sigo en contacto con ella y también he podido tener sexo en más ocasiones, a día de hoy es como una amiga muy cercana a mi.
Espero que lo hayáis disfrutado. Muchos besos.
PD: el nombre «Sandra» no es su nombre real, es por motivos de privacidad.