Hola amigos,
Me llamo Leo, tengo 40 años y mi cuñada 51. Hace tiempo que me fantaseado con ella, porque es una mujer de un solo hombre en toda su vida ( su esposo ), y un poco recatada en su actuar, por lo mismo siempre me ha excitado su vida, y soñaba con hacerla mia. Un día comparti en su casa, y las copas se alzaban una y otra ves, festejando su cumpleaños. Habian varios amigos del matrimonio y Yo fui solo porque mi esposa estaba de viaje donde otra hermana. Ella, siempre muy atenta me servia y atendía muy cordialmente pero sin otro interés, porque ella era así (creo que jamás pensó por un momento que esa noche seria inolvidable). Los invitados, se fueron y Ya eran las dos de la madrugada, y el Francisco el marido de ella, me dijo que me quedara a dormir en el cuarto de huéspedes, cosa que en otras oportunidades Ya había sucedido.
Solo quedábamos mi cuñada Sofía, su marido y Yo. Seguíamos charlando, bebiendo y escuchando música, y Francisco no daba más de cansado por su jornada laboral, y lentamente se fue acomodando en el sofá hasta quedarse dormido, hasta roncaba.
Seguíamos conversando y riendo con mi cuñada, hasta que me dice que se ira a dormir e intento en varias oportunidades de despertar a su esposo quien roncaba, abría los ojos, murmuraba algo sin sentido y volvía a dormir como una roca ( cosa que era común en él, después de beber en exceso ).
Mi cuñada, con un poco de vergüenza, me comentaba que no era la primera ves, que la dejaba irse a su pieza sola y él quedaba hasta el otro día durmiendo en el sofá, justo en la noche de su cumpleaños, por lo que entendí, que lo necesitaba como hombre y a la espera de su regalito preferido.
Yo empezaba a ser mas y mas cariñoso con ella, comprenderla y conversar cosas que nunca habíamos conversado antes. Ella por su parte le hacia cariñitos a su esposo que dormía, y Yo no aguantaba mas de caliente. Hasta que me acerque a ella y le murmuraba al oído, diciéndole….» Sofía, entiendo que esperabas más de tu esposo, pero mientras lo acaricias, déjame decirte que eres un encanto de mujer, y el sueño de cualquier hombre con buen gusto. le pase la lengua por el oído, y su piel reaccionó inmediatamente.»…. Ella seguía por instinto acariciando al Francisco y eso también me agradaba, porque en cierta forma Sofía seguía ligada a su marido y Yo tenia miedo a su rechazo.
Luego, le seguía hablando a su oído, y Ya con mas confianza,……» Creo que tu cuerpo no miente y necesita de una noche de placer»……
Ella se fue a su pieza y volvió con una bata, es ahí cuando se inclino por detrás del sofá, y por última ves, le decía a su esposo que se fuera a dormir a la pieza.
Yo me acerque a ella y le masajeaba su cuello, y con mi pene erecto le frotaba por encima de la bata.
Ella se queda en silencio, y yo sigo con mis caricias, y le comento (siempre al oído) que siempre la he admirado como mujer, y he soñado, hasta me he mojado pensando que pudiera poseerla.
Ella me sonríe sin decir nada, a miedo que escuche su marido, y en esos momentos, le acaricio sus caderas y nalgas por atrás. Acomodo mi pene a su trasero, y ella con una mano hacia atrás, intenta bajarme el pantalón, tocándome la dureza mi miembro, y entendí que la quería para ella.
Me saque la verga, la acomode, y se la puse por la vagina, y tuve que ponerle la mano en la boca, para evitar sus gemidos. También le acariciaba los pezones, y le daba besitos en el cuello y espalda, porque no solo quería penetrarla, sino que se entregase por completo a mi.
Sentí que ella, se estaba desahogando conmigo, y acabe en su vagina.
Guarde mi verga, y le acomode su bata. Ella sonría como hablando y dando a conocer que realmente le hacia falta experimentar una sensación rica, de agrado y con amor.
Se fue a su pieza, y Yo a la mía. Ya eran las 04.30 de la madrugada, cuando muy despacio entre a verla, y estaba recostada como soñando lo que había pasado. Empecé a acariciarla, y ella un poco dormida, me nombraba como si fuera su marido…» Francisco tu sabes que quería entregarme hoy como nunca » …..
Nuevamente mi pene duro y con ganas, pero a la ves, quería que realmente fuera una noche inolvidable para ella. La acariciaba, y ella sentía mucho placer, hasta que despertó e impresionada, me hablaba al oído, agradeciendo el regalo de cumpleaños que le había concedido. Pero le dije que no hablara nada mas, que solo me deje contemplar su belleza y si hay algo que no le guste, la dejare tranquila, que solo quería tratarla como se merecía.
La casa era grande, y yo antes de irme a su pieza, deje algunas puertas cerradas, para escuchar por si despertaba su esposo.
Le comencé a lamer su espalda, cuello, luego la di vuelta y comencé a chupar lo pezones, ella un poco tímida, me dejaba actuar pero no era mujer que lleve las iniciativas en la cama. Le besaba su abdomen, y sentía que le excitaba, hasta que la abrí de piernas, para chuparle su clítoris ( era una peludita rica y limpia). Tenia un sabor muy agradable, y reafirmaba, que solo había tenido a su esposo como hombre, y que además por su trabajo, no le satisfacía a diario.
nunca había sentido tanto placer con una hembra, le chupaba y volvía a chupar su sexo, hasta que empezamos a tener un buen sexo, en varias poses, y Yo goloso, lo quería todo, tal como en sus sueños. Seguía con mis tocaciones, hasta que una ves que estábamos a lo perrito, le empecé a acariciar su ano. Y al comienzo no fue buena idea, porque se dio vuelta y me murmuro que no le gustaban esas actitudes. Ok. le dije, pero recuerda, que solo tu pones los limites, le hice una pregunta clave: » tu esposo, te ha pedido tener sexo anal » , obviamente pero ya no lo hace porque se canso de rogarme por ese acto, respondía ella.
Entonces le comente, que él seguramente estaba pagando para satisfacer sus ganas. A lo que ella, me dijo que seria lo ultimo que podría esperar de él, teniendo a una mujer limpia y solo suya por mas de 25 años.
Me detengo a contar estos detalles, porque quiero dar a conocer que esa noche la pasión era a full.
Luego, seguía pensativa, y Yo le empecé a chupar las nalgas, hasta que con mi lengua le acariciaba su colita, y sin darme cuenta le metí la lengua en su ano. Ella apretaba sus nalgas y tenia que volver al acto, hasta que su excitación fue mayor, y se entrego a mis caricias. Le humedecí todo su ano, a la ves metía los dedos en su vagina, sacando sus jugos, y chupándolos, mientras Sofía, se acomodaba cada ves mejor, hasta que logre la mayor fantasía que había tenido, colocándola de espaldas, abría sus piernas, y puse unos cojines, para levantar su pelvis, y comencé a poner mi pene en su ano, primero solo caricias y luego la penetré, al mismo tiempo le puse las sabanas en la boca, porque quería lanzar unos gemidos y no estábamos en ese plano.
Saciaba toda mi hombría poniéndole todo mi pene que por cierto, es grueso pero no muy grande. Sus gestos al comienzo no fueron risa, sino resistencia, pero con caricias y palabras lindas, se entrego al placer.
Ya estaba amaneciendo y con unos besitos, me despedí, y me presionaba a su cuerpo como quien felicita o agradece algo.