Les quiero contar sobre el día en que me cogió el papá de mi mejor amiga. Se los cuento porque no he podido decírselo a nadie ya que me caería mucho hate.
El papá de mi amiga, Fernando, es un hombre maduro, pero bien conservado del cual siempre me sentí enamorada. En ese entonces yo tenía 25 años y él 54. Todo comenzó en un cumpleaños de mi amiga que le festejamos en una casa de campo que rentamos nuestro círculo de amigos y su familia. Durante el evento todo había sido normal, Fernando es un caballero y jamás se me había insinuado de alguna manera hasta esa noche.
Sinceramente yo me veía espectacular, una sabe cuando es así porque roba miradas hasta de otras mujeres. Me había puesto un vestido corto plateado con la espalda descubierta que dejaba ver lo mejor de mi figura y la verdad es que desde un principio ese fue mi plan, verme hermosa porque quería gustarle a Fernando, aunque supiera que era el papá de mi amiga, el esposo de su madre y un deseo imposible.
La celebración fluyó de maravilla y mi amiga se sentía contenta. Fue una fiesta divertida y los invitados la pasamos muy bien. Ya por la media noche los invitados comenzaron a retirarse a descansar, pero Fernando, su esposa, mi amiga, su novio y dos amigos más nos quedamos platicando un rato hasta que mi amiga se despidió para dormir y fue la señal para que todos hiciéramos lo mismo.
Ya en un cuarto de la casa, yo me comencé a prepararme para dormir y entré al baño que estaba en la misma habitación. Estaba a punto de quitarme el vestido cuando de repente Fernando abre un poco la puerta y sin asomarse demasiado me pregunta si tenía pasta de dientes que le regalara ya que se le había olvidado y a su esposa también lo que para mí fue bastante atrevido abrir la puerta del baño mientras yo estaba ahí pero no le di mucha importancia y le di la pasta.
Al recibirla él me miró y los ojos y me dijo que le parecía una hermosa mujer y que le encantaría tener mi edad para enamorarme… yo solo lo miré sin decir nada, aunque mi cuerpo revelaba la excitación que sus palabras provocaron en mí, -gracias, a mí también me hubiera encantado conocerte de otra manera- respondí. Nos quedamos mirando unos segundos y se sentía ese magnetismo de nuestros cuerpos por estar cerca, mis pezones estaban bien parados y su verga se alcanzaba a notar.
Le pregunté si necesitaba algo más y me dijo -tal vez un besito de las buenas noches- y yo sonreí y se lo di en la mejilla, pero él volteo un poco su cara y alcancé a rozar su boca. Me abrazó y me jaló al cuarto, me dijo al oído que toda la noche se sintió atraído por mí, que no dejaba de pensar en mis pechos y en mi culo y que tenía ganas de estar dentro de mí.
Yo estaba nerviosa porque sentía que en cualquier momento su esposa o mi amiga podrían entrar, pero él me dijo que le había puesto una pastilla para dormir al trago de su esposa y que estaba profundamente dormida y que mi amiga seguro estaba cogiendo con su novio en su habitación. Me quedé impactada porque sentí que él planeó todo para que las cosas salieran tal cual.
Traté de resistirme un poco, de pedirle que se fuera que no era correcto, pero él pasó su mano por mis muslos y antes de llegar a mi vagina sintió cómo ya los tenía mojados por la excitación. Poco a poco fue tocando mi puchita con sus dedos de forma muy suave mientras me miraba a los ojos, yo miré su pantalón y ya se notaba más su gran verga que no me había imaginado que pudiera ser así de grande y eso que aún no la tenía en mis manos.
Me metió los dedos y comenzó a besarme y yo me dejé ir. Sentía sus dedos, su cuerpo, su olor y su presencia varonil consumiendo mi bello cuerpo, me cargó y me llevó a la cama quitándome el vestido poco a poco, yo estaba un poco inmóvil, seguía pensando en lo mal que estaba todo pero al mismo tiempo mi cuerpo me pedía no parar así que dejé que él hiciera todo. Besó mis pechos y con sus manos apretaba mis pezones.
Me decía que desde hace tiempo había fantaseado conmigo y me tomó la mano para llevarla a su verga y la sintiera ¡¡Dios!! era la cosa más perfecta, larga, gorda, suave, pesada, cabezona y un poco curveada hacia arriba. Le acaricié el pito sintiendo como su piel resbalaba y él la tomó para metérmela. Nos costó un poco de trabajo la penetración porque esa monstruosidad no puede entrar así de fácil, quise gritar, pero él me tapó la boca y me comenzó a dar una verguiza. Yo no podía con tanto placer, tuve un orgasmo al instante y supe que podría tener más.
Seguimos cogiendo, él se sentó en una silla y me hizo montarlo.
-¿Quieres ser mi puta? -me preguntó.
-Sí, sí quiero, hazme tu puta, nada me haría más feliz- le respondí.
Esa noche le chupé la verga y él me la metió por el culo, tuve muchos orgasmos y él se vino dentro de mi sin preguntar como 5 veces. Antes de amanecer él se fue a su habitación. Mi pucha estaba palpitando por la pitiza que había recibido.
Desde ese momento Fernando y yo nos vemos de vez en cuando, nuestra relación se volvió clandestina pero constante. Cogemos riquísimo y él me da dinero para que no tenga que trabajar y él pueda disponer de mi tiempo.
Él sigue con su esposa porque dice que aún la ama y se la quiere seguir cogiendo y que yo soy ese gusto que se puede dar para liberar sus tensiones. La verdad a mí no me importa ser su puta porque puedo seguir conociendo a otros hombres sin presión. Mi amiga y yo nos seguimos viendo, pero ella no se imagina lo que sucede entre su papá y yo.